Janet ha estado buscando a Mya por toda la cafetería, hasta que finalmente la encuentra en el cuarto de almacén chupándole la polla a un cliente. Justo cuando ella abre la puerta y grita de la impresión, el chico se corre dentro de la boca de Mya. Janet le riñe diciendo que no puede seguir llevando los clientes allí, ya que es un peligro sanitario. El chico se sube los pantalones y escapa lo más pronto posible para no quedar en medio de las dos chicas discutiendo.

Mya es la supervisora, pero realmente siempre se aprovecha de este cargo para hacer lo que le da la gana y zorrear con los clientes. Janet está harta de eso, especialmente porque la deja sola trabajando mientras hace esas cosas. Su enfado comienza a convertirse en nervios cuando Mya se acerca seductoramente a ella y le pide que no se moleste tanto por una mamadita rápida y le pregunta qué hay de malo en hacer esas cosas. Janet intenta mantenerse firme en su llamado de atención, halegando que aunque nonsea malo, no debe hacerlo en su lugar de trabajo.

Janet se pone como un tomate cuando Mya acorta la distancia entre ellas y se acerca a su oído para susurrarle si no será que en realidad está celosa. Luego de estas palabras comienza a lamerle la oreja desenfrenadamente, calentandola más de lo que ella se permitiría admitir. Por eso le dice en un tono nervioso que lo mejor es que regresen a trabajar de inmediato.

Mya insiste en que aunque el hombre haya acabado cuando los interrumpió, en realidad ella apenas estaba empezando. Suavemente baja sus manos hasta la entrepierna de Janet, dejándola aún más nerviosa de lo que ya estaba. Ella intenta detenerla diciendo que no la toque allí, pero su compañera está muy decidida a acabar lo que ya ha comenzado. Por eso la tira hasta hacerla caer entre un montón de cajas y le arranca toda la ropa para sacar su enorme polla. Mya le confiesa que echaba de menos su pene, mientras Janet insiste en que se detenga antes de que termine de perder el control.

Pero en cuanto se mete su polla en la boca y comienza a chupársela; Janet no puede evitar perder el control y dejarse llevar por lo rico que se siente. Y enloquece aún más cuando se concentra en la punta, que es su debilidad. Justo cuando anuncia que está por correrse, Mya para y saca sus pechos para comenzar a hacerle una intensa rusa que logra que la chica se corra dentro de su boca.

Después de tragarse su leche, Mya se sienta en su pene para sentirlo muy profundo en su culo. Janet enloquece por lo apretada que se siente y no puede evitar volver a correrse hasta llenarle el culo de leche. Después de ese intenso momento en el almacén, Janet le dice a Mya que ese ha sido un comportamiento muy inapropiado en el lugar de trabajo. Ella no puede creer que aún en esa situación siga siendo tan correcta.

En ese momento entra un cliente buscando algún empleado que le ayude. Cuando las ve a ambas desnudas frente a él no sabe si pensar que esa es la mejor o la peor cafetería que alguna vez haya visitado.