Durante un tiempo la vida del profesor era mediocre, simple, sintiendo cómo se marchitaba como ser humano cada día. Por eso, no comprendí cómo llegó a esos extremos con su alumna, de rodillas sobre él, con su semen saliendo de su coño.

Sakurase Shino era la chica ideal para todos, una estudiante nueva, con un aura perfecta, rostro de ángel, y un hermoso pelo largo de seda. No obstante, ella era muy solitaria, no conectaba con otros, ni hablaba con los del salón. Incluso él como su profesor, nunca la oyó decir una palabra.

Aunque fue horroroso, él mismo se sentía atraído por ella. Aún así, saber que la follo en su salón, notando incluso que fue él quien le quito su virginidad, era algo imperdonable. Sakurase no dijo nada, solo se levantó y se fue.

El profesor sabía que los rumores iban a esparcirse como el fuego caliente, tal vez ella ni siquiera podría volver a la escuela. Quería, por lo menos, disculparse con Sakurase, pero cuando al día siguiente ella se quedó de última en su salón, fue incapaz de ignorar su mirada penetrante.

Sentándose él en el pupitre, hizo que Sakurase cabalgará su enorme polla, aprovechándose de sus enormes pechos para poder apretarlos, y jalar sus pezones, mientras la follaba. Luego la colocó en contra de un muro para follarla de pie, al ritmo que sus pechos rebotaban, podía sentir como su carga de semen se liberaba en ella.

Sabía que estaba mal todo eso, pero desde ese momento, cada vez que la veía, un deseo lujurioso despertaba. Cuando la vio, solitaria, tocando el clarinete, fue para que le hiciera una mamada, empujando su cabeza pequeña sobre su miembro, profundizando la mamada, hasta que finalmente se corrió en su boca.

Tantas veces había querido pedir perdón, incontables momentos tuvo la oportunidad. Nunca pudo, incluso llego a estar en público, masturbándola con sus dedos contra un árbol, mientras la penetraba.

Ella ni siquiera gemía, por lo que su culpa lo superó y mientras seguía follándola con fuerza le preguntó porque ni siquiera se mostraba disgustada por él. Por primera vez, Sakurase habló. Ella no sentía asco, porque quería a su profesor.

Al parecer, Sakurase Shino siempre tuvo una extraña habilidad para atraer a otros hombres, y por eso se mantenía alejada. Pero cuando conoció a su profesor, no pudo evitar caer enamorada, y usó sus habilidades para seducirlo.

Cuando su profesor le quito su virginidad, ella estuvo muy feliz, y ahora levanta su falda, mostrando su húmeda vagina llena de semén, para pedirle a su querido profesor que le enseñe todo lo que debía saber del sexo, y lo que hicieron aquel mágico día.