La cazadora de vampiros está en búsqueda del conde que aparentemente ha resucitado después de décadas de haber sido asesinado. Se da cuenta que el castillo debe estar poblado por las criaturas nocturnas que atormentan a las personas. Sabiendo que es su deber acabar con ellos, se dirige hasta el castillo para lograrlo.

Lo que no sabe es que ya su presencia ha sido notada, y su misión se verá afectada por dos habilidosas criaturas. La ama Saori y su sumisa están preparadas para darle una muy cálida bienvenida. La cazadora comienza a sentir un enorme poder invadir su cuerpo, rápidamente se da cuenta que está experimentando un ataque psíquico.

De un momento a otro, siente dos habilidosas lenguas dándole placer. Una en su oreja y la otra en su coño, que no tardó en chorrear un mar de fluidos interminables. No podía resistirse a sus encantos, la cazadora sabía que estaba a merced de dos poderosas criaturas.

La sumisa le pide que se suba a su potrillo del placer, un artefacto que tenía especialmente reservado para su ama, pero que ahora compartirá con ella. La cazadora se sube y siente un enorme placer cuando nota que cada vez más crece un bulto duro en forma de pene. Nunca imaginó que sería penetrada por un asiento, pero por alguna extraña razón la estaba pasando muy bien.

La sumisa sigue las ordenes de su ama y se esfuerza por seguir dándole placer a su inesperada invitada. Para enloquecerla aún más, se dedica a frotar el agujero de su culo mientras el asiento del potrillo la penetra fuertemente. Luego de un rato, la cazadora siente cómo los dedos de la chica son reemplazados por un largo y duro objeto; su cola de demonio.

La cazadora acaba siendo doblemente penetrada, sintiendo sus dos agujeros ser llenados en deliciosa sincronía. Lo que no esperaba era sentir una caliente corrida de leche en su coño; el asiento del potrillo la había llenado con su leche. De repente todo comienza a sentirse muy distante e irreal para ella.

Más tarde despierta en un lugar desconocido sin sus armas y sin ningún plan para escapar. Sin saber qué más hacer, invoca una ayuda familiar. La pequeña la guía por los solitarios pasillos del castillo repleto de fantasmas sexuales. La cazadora decide que lo mejor es no interferir sus actos.

En medio del camino la cazadora se topa con diversas estatuas femeninas. Se sorprende de lo realistas y exactas que son; su anatomía era impecable. De la nada siente como una enorme cola la envuelve y no le deja soltarte. Rápidamente asume que se trata de la criatura que ha convertido en piedra a las otras chicas.

La criatura le asegura que no es una  gorgona, y que simplemente disfruta de admirar la anatomía femenina. Para convencerla, comienza por lamer sus pezones erectos. La cazadora siente un extraño placer ante la lengua visperina de la criatura. Mientras lame sus tetas, también comienza a dedear su coño; la cazadora se sorprende de lo bien que lo hace.

La cola comienza a estirarse hasta llegar a la boca de la cazadora, quien comienza a chuparla enérgicamente. Una vez acaba con la cola, se dobla lo suficiente para llegar al coño de la criatura y chupárselo. La criatura se arquea de placer y estira su cola hasta llegar a penetrar a la cazadora.

La cazadora es fuertemente penetrada por la cola de la criatura hasta alcanzar el orgasmo. Ambas disfrutan y se besan apasionadamente hasta saciarse. Una vez acaban, la criatura le indica a la cazadora hacia dónde ir.

En el camino la cazadora se encuentra más criaturas fascinantes, entre ellas una escila con múltiples colas dispuestas a llenar todos sus agujeros. La cazadora es fuertemente follada por todas las colas y acaba siendo llenada de leche por todo su cuerpo. Después de ducharse, la escila le indica que debe cruzar el acantilado para encontrar la salida.

La cazadora se mece en una cuerda para llegar hacia el otro lado, pero ésta se suelta y termina cayendo al precipicio. Para su fortuna, no aterriza en el suelo, sino que su coño cae sobre la boca de una bruja. En un principio la bruja chupa su coño, pero cuando se da cuenta que la caída ha causado que su poción se rompiera y derramara se molesta.

Ahora se ha derramado un hechizo que causa que montones de penes aparezcan. La bruja y la cazadora son folladas por todas estas pollas que llenan todos sus agujeros. Ambas gimen de placer al recibir todo el semen de las pollas. Pero luego se dan cuenta de un gran problema: una de las pollas estaba corrupta. Ahora tendrán que vivir con esa maldición.