Era de nuevo Navidad, una época del año que no era del agrado de Raven. No obstante, Starfire quería darle un regalo a su querida amiga, inspirado en su cultura tamarareana, no le importaba si se apartaba del resto en las fiestas. Como siempre, la gótica no puede evitar dejar de lado su malhumor para complacer a la chica.

Starfire le pide que se desnude para darle su regalo, pues estaba muy nerviosa para decirle directamente que era. Después de que insistiera, la pelirroja admite que su regalo era ser su primera amante, como una muestra de su amor y deseo.

Raven se sorprende de esto, pero ella entiende la lujuria de su amiga, así que le da un beso cálido. Rápidamente, las dos se abrazan, mientras se desnudan y comparten una lucha con sus lenguas. Starfire coloca sus senos desnudos sobre los de Raven, empieza a frotar su vagina, al mismo tiempo que besa su cara.

La gótica intenta corresponderle apretando sus senos, pero Starfire vuelve a ponerse encima para chupar sus tetas y penetrar la vagina de su amiga con sus dedos. Una vez está lo suficientemente húmeda, junta su propia intimidad con ella y empieza a frotarla con pasión.

Las dos chicas gimen de placer, besándose y compartiendo sus cuerpos en un nido de éxtasis y pasión. A Raven nunca le habían gustado mucho los regalos, así que le parece sorprendente que solo necesitaba estar con Starfire para cambiar su opinión al respecto.