A muchos les da miedo ir a consulta, pero en este cómic porno de Taboolicious vemos porqué es bueno ir a que la doctora nos revise de vez en cuando. Todo comienza cuando un chico llega tímidamente al consultorio de la doctora porque tuvo un accidente jugando al fútbol. Ella le pregunta qué le ha ocurrido, y él le cuenta avergonzado que le han golpeado en la entrepierna con el balón. La doctora cariñosamente lo reconforta, y cierra la puerta para atenderlo con más privacidad.

El chico no tiene ni idea de lo que le espera, pero en cuanto ella lo sienta en el escritorio y le saca la polla dentro de su short; rápidamente él comienza a ver el cielo. La sexy pelirroja acaricia su polla suavemente, provocándole al chico un placer que nunca antes había sentido. Lentamente acerca su rostro hasta que comienza a chupar sus huevos con lujuria. Luego comienza a lamer su polla de manera ascendente, haciendo que su lengua juguetee en el camino.

Cuando llega a la punta se concentra en juguetear con ella y chuparla. Pero el chico llega al cielo cuando ella empuja toda su cabeza hasta tener su polla profundamente dentro y rozando su garganta. La doctora es muy buena en lo que hace, y cuando ya ha dejado su polla lo suficientemente empapada; ella desabotona su camisa y deja salir sus enormes pechos. El chico no puede creer que realmente esté viendo unas tetas tan grandes y jugosas como esas.

Para su sorpresa, ella comienza a juntar sus tetas y aplastar su polla en medio de ellas. Las sube y las baja produciéndole mayor placer, hasta lograr que el chico voltee sus ojos por el nivel de satisfacción que está sintiendo. Después de un rato estimulándolo sólo con sus pechos, ella decide incorporar su boca a la ecuación y satisfacerlo con ambas zonas de su cuerpo. El chico se siente tan bien, que de la emoción empuja su cabeza hasta hacer que ella se la trague entera.

A la doctora no le gusta este gesto, ya que le gusta ser ella la que domine y marque el ritmo. El chico se disculpa por haberse entusiasmado tanto, pero al final como ella está tan cachonda y dispuesta a ayudarlo a sentirse mejor, continúa complaciéndolo. Esta vez se baja el pantalón, generando aún más expectativa en el joven. Ella acerca su trasero a él y comienza a hacerle una paja con los cachetes de sus nalgas. Sube y baja intensamente hasta que él por fin empieza a sentir que está por correrse.

Se corre tan fuerte y abundante, que empapa todo su cuerpo con su leche. Como el chico ya ha sido correctamente atendido, la doctora coloca una venda en su entrepierna y se despide de él mientras se viste. Ella está orgullosa y satisfecha de su vocación y dedicación a sus pacientes, así que se sienta en el escritorio a esperar tranquilamente por sus siguientes pacientes.

Para su sorpresa, más tarde tocan a su puerta y al abrir se encuentra con un gran grupo de jóvenes. Todos ellos alegan tener problemas con su entrepierna, así que ella tendrá que atenderlos personalmente como hizo con su amigo. Y como es tan buena doctora; ella los atiende a todos hasta sacarles la última gota de leche.