Perla estaba devastada, Steven iba a vivir con Connie de ahora en adelante, y las iba a abandonar. Garnet intenta decirle que era lo lógico, dado que ahora tenía 21 años, al mismo tiempo que jugaba con el culo de la peliblanca.

En ese momento, Perla entra en una epifanía, saca su boca de la vagina de Garnet y deduce que Steven se iba porque no le daban la privacidad sexual que necesitaba. Garnet intenta refutar, pero termina dándole la razón al recordar la vez que encontraron al chico masturbándose con sus fotos, así que acepta seguir su plan para que no se vaya.

Al día siguiente, Steven encuentra a Perla en la cocina, usando una braga tan pequeña que apenas y si cubría su culo y su vagina. La gema se hace la inocente y le dice que la ayude a cocinar, buscando los huevos y salchichas para el desayuno.

Steven hace eso, pero por estar distraído, termina tirando todo, exponiendo también su inmensa erección. El chico estaba avergonzado, así que se va del sitio, enorgulleciendo a Perla sin saberlo. Ella ya lo había calentado, era el turno de Garnet de rematarlo.

El chico iba a volver a su habitación, cuando oyó el llamado de Garnet desde el baño. La gema le pide que entre para darle una toalla, así que, inocentemente, el humano entra sin esperar a la chica totalmente desnuda, exponiendo su firme culo mientras el agua recorría su piel.

Garnet no duda, y le pregunta si no quería bañarse con ella. Steven intenta decirle que eso estaba mal, pero un beso de la mujer mayor, disipa todas sus dudas. Entonces, Garnet se pone de rodillas y levanta su culo, así Steven puede chuparlo antes de enterrar duramente su polla en ella.

Garnet estaba encantada, sintiendo las constantes penetraciones del chico, que también le hacía cosquillas a sus pies para el placer. En poco tiempo, Steven logró hacerla correrse, así que ahora le tocaba a Garnet darle un oral para que él tuviera un orgasmo que llenara su cara.

Perla disfrutaba toda la escena desde la ventana de afuera, masturbándose, caliente. Cuando estaba por llegar a su clímax, la pequeña Peridot la encuentra, interrumpiéndola.

Perla se da cuenta que Peridot podría descubrir a Garnet y Steven y arruinar sus planes, así que decide coquetearle, tomándola de la mano para llevarla hasta el santuario, donde la desnuda y empieza a apretar sus pequeños senos verdes.

Peridot se muestra reacia porque alguien podría descubrirla, pero poco a poco va cediendo a la tentación, compartiendo un húmedo beso de lenguas con Perla, para luego chupar su vagina pálida.

Cuando está lubricada, ambas empiezan a frotar sus vaginas entre sí, en un movimiento de tijeras, hasta que terminan llegando al orgasmo.

Garnet y Steven no estaban tan lejos de la situación, con la gema devorando con vicio toda la carga caliente que su hijastro suelta en su boca. Después del éxtasis, la mujer gema le ruega a Steven que no se vaya para poder follar todos los días.