Glenn se dirigió a la casa de los Griffin en busca de su buen amigo Peter, pero al llegar a la puerta se encontró con Meg, quien estaba sola en casa. Al preguntarle por qué estaba triste, la chica respondió que todos en su casa la trataban mal y la hacían sentir como una perdedora.

El hombre le aseguró que no era ninguna perdedora, y, sin dejar pasar la oportunidad, le dijo que incluso estaría dispuesto a hacerlo con ella. Meg, conmovida por las palabras de Glenn, aceptó su invitación y se dirigió con él a su casa a disfrutar de una tarde de sexo.

En su casa y completamente desnudos, Meg se sorprendió al ver el tamaño del pene erecto de Glenn. Este último le pidió que le hiciera una mamada, como la buena chica que es. Meg accedió y tomó el pene del amigo de su padre, succionándolo poco a poco a medida que degustaba su sabor.

Glenn cambió a una posición más cómoda y le indicó que siguiera chupándosela, que todavía quedaba mucha polla por probar. Al cabo de un rato de mamar el pene de Glenn, él le pidió que se dirigieran a su habitación para que pudiera probar su polla por completo.

Una vez en la cama del hombre, este metió su pene en el coño primerizo de Meg. Quagmire estaba sorprendido. Nunca había probado un coño tan húmedo como el de aquella chica. Mientras tanto, Meg le suplicaba a Glenn que se la siguiera metiendo, experimentando por fin algo de placer en su aburrida vida.

Meg continuó pidiéndole a Glenn que causara estragos en su apretado coño, mientras el pene de Quagmire revolvía las entrañas de la joven e ingenua chica. Glenn le pidió que montara su polla como a un pony, a lo que la chica obedeció. Estaba lista para probar todo el pene de aquel hombre.

La chica descendió sobre el pene erecto de Glenn, ingiriéndolo centímetro a centímetro hasta llegar a la base. A pesar de no tener mucha experiencia, Meg empezó a batir sus caderas como una profesional, engullendo por completo su pene con su apretada vagina.

Glenn se sorprendió al escuchar su siguiente petición. Ella quería que hundiera su pene en lo profundo de su culo y lo devastara. Sin dudarlo, Meg se subió sobre su pene y comenzó a devorarlo, mientras acariciaba su vagina en busca de estimulación adicional.

Su culo estaba tan apretado que parecía querer exprimir la polla de Glenn. Por su parte, Quagmire se sintió tan estimulado que en poco tiempo sintió ganas de correrse. Decidido, sacó su pene del culo de Meg y decidió correrse en su cara.

El hombre descargó sus bolas en la cara de la chica, bañándola de leche caliente. Meg aseguró que se sentía mejor, y que ya sabía a dónde acudir cuando se sintiera triste. Esta no sería la última vez que estos dos tendrían una tarde de delicioso sexo.