La princesa Athena era la defensora de su reino. Cuando oye que los goblins le robaron el collar, recuerdo de su difunta madre, a la hija del panadero, ella no dudo ni un segundo en ir valientemente a la cueva donde aquellos monstruos habitaban.

Para su suerte, nada más entrar, Athena encuentra el collar en lo que parece un hoyo de tesoros e intenta alcanzarlo. Sin embargo, lo estrecho del hoyo provoca que quede atorada, con su parte trasera sobresaliendo, sin otra opción más que pedir ayuda.

Los que oyen sus aullidos son un grupo de goblins que le rompen su bikini para empezar a chupar con sus largas lenguas su vagina y culo. Ella intenta resistirse, pero solo sirve para que uno de los goblins saque su gran polla verde y la penetre de un golpe.

Ella sentía como sus entrañas se estiraban por la gran polla, y para colmo otros goblins llegaron por delante para chupar sus tetas y obligarla a hacer un oral hasta llenar su boca con su semen. Después de sentir que se corrían por su coño, era turno de que follaran su culo.

Los goblins estaban usando todos los hoyos de la princesa Athena sin consideración, llenándola con su semilla. Su salvación fue un guerrero, el Goblin Slayer de reluciente armadura, que asesinó a todos los goblins y liberó a la princesa.

Athena estaba agradecida, y le rogó al Goblin Slayer que le enseñara cómo defenderse, así que este aceptó entrenarla. Una semana después, la princesa se vuelve a presentar al castillo con una reluciente armadura, ya no iba a dejar que nadie se aprovechará de ella…

Aún así, esto no impidió que la sirvienta de Athena, Helena, la tomará desprevenida para darle un oral y saborear sus sudados jugos vaginales después de haberse quitado su armadura para bañarse.