Un día en Ecopoint Antártica, Mei se encontraba intentando romper una densa pared de hielo para poder acceder a las instalaciones. Tuvo que comenzar a escarbar el hielo lentamente con un picahielo sin poder usar su Blaster, de otra forma, el hielo podría aplastarla.

En ese momento, Junkrat llegó al lugar determinado a derribar la pared. Antes de que Mei siquiera pudiera objetar, Junkrat colocó una carga de explosivos en el lugar y procedió a dinamitar la pared. Aunque sin darse cuenta, los trozos de hielo que cayeron de la explosión dejaron noqueada a Mei. Junkrat se apresuró a llamar ayuda y llevarla entre brazos a una zona segura.

Una vez despertó, Mei se dio cuenta de que su ropa también había sufrido el daño de la explosión. La parte superior de su traje se había rasgado, dejando expuestos sus enormes tetas. Junkrat se mostró sorprendido, pero tan pronto entendió la situación, se propuso a sacarle provecho. En un movimiento audaz se acercó y comenzó a masajear los enormes senos de la heroína.

Continuó masajeando sus tetas completamente impresionado, acariciando suavemente sus pezones y chupándolos como un niño. Dejándose llevar por sus deseos, Junkrat arrancó la ropa interior de Mei y metió su pene en su coño, el cual chorreaba sus jugos en grandes cantidades. La heroína estaba sorprendida, pero no pudo contener la excitación y también se dejó llevar.

Luego de haber jugado con su coño, Junkrat decidió probar su culo, aprovechando que Mei se encontraba en la posición del perrito. El hombre metió su polla lubricada con sus jugos vaginales en su culo, a pesar de las protestas de la chica. Una vez que su culo se había expandido y acostumbrado al tamaño del pene de Junkrat, ella misma comenzó a suplicarle que se la metiera más duro.

Junkrat habiendo estirado el culo de la chica, continuó martillando su agujero mientras el coño de Mei chorreaba a mares. Mei apenas podía contener sus gemidos de placer, a medida que la polla del hombre entraba y salía de su culo. La estimulación que sintió Junkrat al frotar sus suaves entrañas, hicieron que se viniera en su culo, llenándolo por completo de su leche caliente.

La chica pronto exigió una segunda ronda y comenzó a chupar su polla con gran ahínco. Continuó tragándose el pene de su compañero hasta la base, lamiéndolo de lado a lado, acariciando la punta con su delicada lengua y engulléndolo entero hasta rozar su garganta. Las habilidades de la chica causaron que Junkrat se viniera en todo su abdomen, rociando el líquido caliente sobre sus tetas y su abdomen.

Una vez había puesto duro otra vez a Junkrat, la chica exigió más. No iba a parar hasta dejarlo seco, así que luego de jugar un poco con su polla, se le ocurrió la idea de montarla. Seguidamente, se subió sobre su polla, introduciéndola lentamente hasta que esta desapareció por completo, siendo devorada enteramente por su coño húmedo.

Mei presumió de sus habilidades montando pollas, batiendo sus caderas salvajemente sobre la polla de aquel hombre. Su vagina continuaba chorreando fluidos, que servían como lubricante para engullir su pene. El apretado agujero de la chica no tardó en exprimir la última bala que le quedaba al hombre. Estos dos se corrieron a la vez, mezclando sus jugos del amor dentro del coño de Mei. Aunque este parecía no ser el último encuentro, pues continuarían más tarde, luego de ser rescatados.