Downtime – Mr. Elo

Una tarde, en su descanso, Leela se encontraba con Amy en el salón mientras veían televisión. Leela pasó toda la tarde pensando en que desearía ser más impulsiva, hasta que, de un momento a otro, le arrancó los pantalones y la ropa interior a Amy, quien dormía desprevenida en el sillón.

Eres mi perra ahora, pequeña bastarda… exclamó Leela mientras jugaba con el coño de su compañera de trabajo.

En ese momento, Fry entró a la habitación y dándose cuenta de la situación se preguntó qué rayos estaba pasando. Leela le preguntó al pelirrojo si no pensaba unirse a la diversión con cierto tono altanero. El chico no lo pensó demasiado. Se arrancó la ropa y salió corriendo hasta chocar de frente con el sillón.

La cíclope le ordenó a Amy que se colocara sobre la mesa y le ordenó a Fry que siguiera besando el sillón. La asiática exclamó que las sensuales órdenes de la capitana habían hecho que su coño comenzara a chorrear de la emoción. Estaba completamente empapada ahí abajo. La capitana respondió que ella se haría cargo de la situación y que iba a limpiarla con su lengua hasta que su cosita quedara reluciente.

El pelirrojo continuó masturbándose por un rato, impotente al ver cómo su capitana disfrutaba del coño de Amy. Había dos hermosos coños delante de él y lo único que podía hacer era tocar su pene para sentir algo de estimulación. Al cabo de un rato, Leela le gritó que dejara de masturbarse como un idiota y que hiciera algo de utilidad con su pene.

Leela se colocó en posición de perrito mientras seguía chupando el coño de Amy y masturbándolo con sus delicados dedos. Seguidamente, le ordenó a Fry que le diera por detrás. Aunque luego de malinterpretar sus palabras, el pelirrojo intentó meter su pene en el culo de Leela.

Tan pronto como esta sintió que algo le rozaba el ano, Leela le gritó a Fry que se había equivocado. No quería que se la metiera en el culo, sino por detrás. El chico finalmente siguió las órdenes, un poco descorazonado por haber sido regañado. Leela continuó chupando el coño de Amy, con tanta determinación que este comenzó a chorrear como una regadera.

Mientras tanto, Fry finalmente había insertado su pene en el coño de la capitana. No tardó en arremeter de forma repetida dentro de su apretado agujero, chapoteando con todo el líquido que chorreaba del interior de la vagina de Leela. Finalmente, Fry se corrió, salpicando con su esperma a las hermosas mujeres. Habían encontrado una nueva forma de pasar su tiempo libre.

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