El Diario de Hinata – Naruto

Aunque Hinata y Naruto vivían una hermosa relación de pareja, no podían decir lo mismo de su vida sexual. Sus noches de sexo eran monótonas y terminaban siempre insatisfechos. Un día, Naruto encontró el diario de Hinata, donde narraba fantasías que no se atrevía a contarle. Dispuesto a romper la timidez de la chica, ideó un plan para salvar su vida sexual.

Luego de una larga misión, Hinata fue a casa a darse una ducha. Para su sorpresa, al salir del baño había más de un Naruto en la habitación. Naruto le dijo que se iba a encargar de complacerla esa noche. Ella estaba nerviosa y desconcertada al ver como una de sus oscuras fantasías se hacía realidad.

Los clones empezaron a jugar con su cuerpo, metiendo sus pollas en su boca y entre sus delicados senos mientras ella era invadida por una profunda satisfacción. Dos clones comenzaron a lamer sus pezones duros, mientras otro saboreaba su coño, el cual chorreaba jugos de la emoción.

Na-Naruto… ya no puedo más. Voy a correrme… ¡Ahhhh! Gimió Hinata, experimentando un profundo orgasmo que sacudió su cuerpo. Pero esto era solo el comienzo.

Tranquila, no seremos rudos contigo… Aseguró Naruto mientras frotaba su polla contra los labios de su coño. Seguidamente, la colocó de costado, empujando su pene erecto hasta besar su útero. El ninja le propuso un juego. Si ella adivinaba cuál era el real, se detendría, caso contrario recibiría una penitencia de 5 minutos elegida por el clon ganador. La penitencia aumentaría si usaba el Byakugan.

El Naruto que seguía embistiendo su vagina apretada continuó empujando su pene profundamente hasta que estaba a punto de venirse. Finalmente sujetó a la chica de la cintura y llenó su coño de leche caliente, llevándola al orgasmo de nuevo.

Habiendo perdido la primera ronda, el clon que ganó le pidió que se colocara en cuatro patas, mientras su vagina aún chorreaba semen espeso. Tendría que soportar 5 minutos en esa erótica posición. Hinata obedeció y el clon insertó su pene, aunque esta vez pudo sentir cómo el coño de Hinata comenzó a exprimirlo con fuerza.

Los 5 minutos vencieron y le tocó adivinar, perdiendo nuevamente. El otro clon escogió su boca y puso sus manos en la nuca, alcanzando lo profundo de su garganta con su pene. Hinata ya no quería parar, debido a la gran estimulación que sentía. Su coño apretado y sus habilidades con la lengua hicieron que los clones se vinieran, llenando su vagina y garganta de leche espesa.

Ella usó el Byakugan sabiendo que recibiría una penitencia. Había sido corrompida por el placer y estaba a punto de exprimir a Naruto hasta dejarlo seco. Se subió sobre su pene voluntariamente, cabalgándolo salvajemente con sus caderas. Uno de los clones aprovechó para meter su polla en el culo de Hinata, mientras otro se la metía a la fuerza en la boca. Ahora estaba siendo estimulada en todos sus agujeros.

Hinata gozaba un placer enorme, sintiendo como ambas pollas retorcían sus entrañas y se tocaban mutuamente desde adentro, frotando sus puntos débiles. Ser tratada como juguete sexual la ponía muy cachonda. Temblaba, experimentando múltiples orgasmos que se apoderaban de su cuerpo.

Cuando pensaba que había llegado al límite, Naruto invocó un último clon. Este se introdujo también en su culo, haciendo que ella casi se desmayara del placer. Experimentar tres pollas que rozaban cada pliegue de su vagina y besaban su útero la hicieron alcanzar el orgasmo más potente de la noche.

Naruto y sus clones sacaron sus penes del cuerpo de Hinata, con la intención de correrse en su rostro, mientras su culo aún experimentaba un prolapso por haber soportado tres penes a la vez. Jamás pensé sentir algo así dijo Hinata, metiéndose dos pollas a la boca. Los cuatro se corrieron a la vez, dejando salir cataratas de leche caliente sobre su cara. Naruto había cumplido las fantasías de Hinata, quien se había vuelto adicta al sexo.

Finalmente, Naruto se transformó en chica y concluyeron con la noche con una ronda de caliente sexo lésbico, frotando sus coños como animales en celo. Naruto se preguntaba si lograría sobrevivir una semana. Las noches no volverían a ser las mismas.

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