Reika Akutsu ese era el nombre de nuestra protagonista. Ella era una chica que pasó de vivir una vida suburbana normal, a ser millonaria porque su madre se casó con un hombre en un puesto de poder. Por eso, muchas personas la tachan de “malcriada” y “problemática” sin siquiera conocerla.

Sin embargo, eso no la molestaba. Al menos, no tanto como Marufuji, uno de sus mejores amigos de la infancia que ya ni siquiera la recordaba. Cuando un reencuentro, todo se descontrolo, acabando con ella en la azotada, recibiendo la polla del hombre, mientras la hacía chupar sus dedos como una zorra.

Pero aunque Akatsu estuviera chupando su polla, era evidente que Marufuji no la recordaba, incluso si ella siempre lo recordó a él. ¿Cómo llegaron a esto? Akatsu un día fue a su salón de clases, cuando no había nadie, y encontró a Marufuji follando descaradamente con otra compañera en medio del salón.

En venganza por haberla olvidado, Akatsu decidió filmarlos teniendo sexo y chantajearlo. Sin embargo, no esperaba que Marufuji terminaría llevándola a su casa para poder cogerserla en su cama, y filmarla mientras la follaba, con su cara lujuriosa al ser penetrada.

De pronto, ahora era ella quien estaba en la peor posición. Aunque Marufuji nunca le pidió nada, sino que la siguió ignorando, enojando más a Akatsu. Cuando ella le confronto al respecto, él reveló que no quería manipularla, aunque para complacerla decidió empezar a cogerla.

A partir de ese momento, ambos empezaron a reunirse para coger. Con ella cabalgándolo al aire libre, en su cama, donde Marufuji podría llenar su vagina con su carga caliente y apretar sus senos, o en el piso donde podría incluso golpear su útero profundamente.

La situación no podría ser la mejor, pero, en realidad, eran esos momentos de intimidad donde Akatsu podía olvidarse de la locura de su vida diaria, y llegar a un fuerte orgasmo que dejaba su mente, por unos segundos podría dejar de odiarse a sí misma, gracias a su amigo de al infancia.

Por esa razón, era tan desesperante que incluso con todo el sexo que tenían Marufuji no la recordaba. Así que, un día mientras el chico follaba a Akatsu de pie, al mismo tiempo que chupaba sus pezones, notó cómo ella empezó a llorar. Esto lo alegró, pensando que finalmente había hecho llorar a la mujer de pura excitación por penetrarla.

Obviamente eso provocó que Akatsu lo insultara, aunque no impidió que pidiera que le siguiera dando duro, cuando Marufuji la puso en el piso para empezar a penetrarla desde arriba. Con tal brutalidad que los senos enormes de Akatsu rebotaban como locos, y ella gemía sin parar.

Mientras la chica estaba cubierta de fluidos, totalmente en éxtasis, Marufuji le confiesa que nunca se vio tan hermosa para él, y termina sellando su intimidad con un profundo y húmedo beso de lenguas. Una intimidad que coincidió con la nueva carga de semen que soltaba en su interior.