Hola Vecino – RalDu

La señora Lois se encontraba recogiendo la habitación cuando se topó con algo bastante interesante que captó su atención. En ese preciso instante que se inclina a recogerlo, su vecino entra a la habitación.

Él se siente intrigado al ver que ella esconde lo que ha recogido del suelo. Y aunque ella le asegura que no es nada, el vecino insiste en saber de qué se trata. Es entonces cuando la señora Lois muestra la caja de condones que se había caído al suelo.

Ella le comenta que se encuentra avergonzada ya que se sentía curiosa al leer el tamaño que decía en la caja. El vecino automáticamente le dice que no tiene que avergonzarse, y que la caja es suya. Ella se encuentra impresionada, no podía creer que realmente existiera una polla humana tamaño burro.

Sin embargo, su duda se esfuma en cuanto nota el enorme bulto en el pantalón de su vecino. No cabía duda de que tenía una polla inmensa. Pero claro, ella se sentía intrigada del porqué su vecino tenía una erección tan pronunciada.

Al preguntarle, su vecino le responde que es una reacción natural al ver su descomunal trasero moverse por toda la habitación. Ella se sonroja, e inmediatamente se acalora ante esa confesión. Tenía tiempo sin ser tocada por su marido, así que se sentía sumamente cachonda al saber que todavía podía generar ese efecto en un hombre.

Justo cuando se acerca para conocer la enorme polla que estaba erecta por ella, se impresiona al notar lo dura que está. Cuando logra sacarla del pantalón, ésta golpea duramente su cara. Era mucho más grande de lo que ella esperaba. Y su curiosidad seguía creciendo.

No puede evitar llevársela a la boca como si no hubiera un mañana. Era enorme, así que no cabía por completo y se atragantaba con ella. A su vecino le encantaba esto, y mientras más se calentaba no podía evitar hablarle sucio a la señora Lois.

Aunque en un principio a ella no le gustó que le llamara cerdita, al final la calentura logró que no le importara tanto. Se tragó toda su polla como una verdadera cerda hambrienta.

Y sí que estaba hambrienta por probar la leche de su vecino, ya que no tardó en pedirle que se la diera en la boca. Mientras más rápido se la chupaba, más le suplicaba que le diera a probar su leche.

Su vecino decidió complacerla llenándola por completo de leche. Era tanta, que la señora Lois no alcanzó a tragársela toda. Pero sí que le gustó probarla. Y ya comenzaba a sentirse adicta a ella.

Pero su vecino quería más, su polla quería seguir probando otros agujeros de la enorme y jugosa señora Lois. Aunque ella se siente más caliente aún al saber que su vecino le encanta su culo gordo, no puede evitar sentirse culpable por su esposo.

El vecino decide no insistir y le dice que mejor se va. Pero la señora Lois se lo piensa mejor y llega a la conclusión de que quiere tener esa polla en su interior.

Se baja su pequeño short dejando al descubierto su completamente mojado coño que chorreaba por sus piernas. El vecino no puede contenerse en admirar y halagar su jugoso gran trasero. Ella no puede esperar más a tener esa polla en su vagina, por lo que le pide que se la meta ya.

Él decide no hacerla esperar más y la empotra como nunca. La señora Lois recae en la falta de condón, por lo que le recuerda a su vecino que debe usarlo. Él le asegura que un culo como ese no amerita uno, y ambos se dejan llevar por la sensación de sentirse por completo.

Su vecino la folla muy duro hasta llenarla de leche y dejar su coño chorreando esperma. Él asegura que ha sido solo un polvo de una sola vez, pero la señora Lois ya se ha enamorado de su manera de follarla como nunca antes se lo habían hecho…

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