Aikuro estaba regañando a Ryuka por su sentido de la vergüenza, ya que este le impedía liberar todo su potencial de pelea durante las batallas. Ante esto, a la chica no le queda más que revelar que todavía era virgen, algo que su compañero le ofrece ayudarla.

Ryuka lo entiende y se desviste exponiendo su vagina estrecha y sus enormes pechos. Aikuro no pierde el tiempo tampoco y de una le pone en su cara su dura polla para que la empiece a chupar. Ella lo empezó a lamer, de forma lenta y con lagrimales en los ojos.

Aikuro le toma la cabeza y la empuja contra su polla, controlando el ritmo para enseñarle como dar una verdadera mamada. Ya con su polla llena de saliva, empuja a la chica y abre sus piernas para ser ahora él quien empiece a darle un oral.

Usando su lengua, Aikuro empieza a penetrarla, saboreando su vagina hasta dejarla húmeda y dilatada. Entonces, la pone de espaldas y la folla de golpe, haciéndola sangrar por lo grande que era.

Aún así, continúa penetrandola con velocidad, logrando que Ryuka deje de sufrir y experimente únicamente un gran placer, llenando la habitación con sus gemidos, al sentir como la llenaban en sus partes más profundas.

Finalmente, Aikuro la pone de frente, y se viene dentro, llenando su vagina con su esperma caliente, presenciando la cara de placer de su compañera. Ryuka estaba sorprendida del placer que experimentó, tenía seguridad que ahora perdería su vergüenza en combate.