Konami-Chan había tenido un partido increíble, estaba tan cansada que cayó rendida en su cama donde su hermano la observa. Caliente por los apretados leggins de su hermana, Munya empieza a tocar sus nalgas, notando como incluso el coño de Konami-Chan era visible a través de ellos.

Por lo cual, aprovecha la elasticidad de estos para empezar a jugar con los labios de su vagina y estimulando su clítoris. Obviamente, Konami-Chan reacciona con pequeños gemidos, incluso estando dormida.

Munya no es capaz de aguantar más y con sus manos rompe los leggins, exponiendo la intimidad de su hermana. Ahora, amenaza con meter su pene duro, si Konami-Chan no hace nada. Obviamente, ella es incapaz de hacer algo, por lo que el chico la mete.

Al notar que todavía no despertaba, continúa follándola, aumentando la velocidad hasta que finalmente se termina corriendo dentro de ella. Es en ese momento, al sentir la calidez interna, que Konami-Chan abre los ojos. Ella le reclama a su hermano, pero él se burla diciendo que ya no debería importar si siguen cogiendo un rato más.

Así, mientras Konami-Chan le decía lo idiota que era, él seguía jugando con sus enormes senos, apretándolos mientras la follaba con fiereza, corriéndose una segunda vez en su interior. Munya tuvo su clímax, pero también recibió una paliza de Konami-Chan, que le dio un fuerte coscorrón en la cabeza.