Kouji-Kun le confesó sus sentimientos a su suegra, su corazón sufría cada vez que la veía, y no podía dejar de pensar en ella. Saeko-San parece ajena a estas palabras, y solo nota la enorme erección en los pantalones de chico.

Queriendo solucionarlo antes de que llegue su hija, Saeko-San se pone de rodillas y empieza a darle una mamada , saboreando su pene hasta que logra que este se corra dentro de su boca. Kouji-Kun estaba sorprendido por las habilidades sexuales de su suegra.

Necesitaba más, por lo que empezó a meter los dedos en la vagina de la milf. Ella intentaba rechistar, pero era imposible ocultar lo mojada de sus bragas. De pronto, la mujer estaba cabalgando la polla de su nuero, disfrutando como la rompía por dentro.

Kouji-Kun estaba encantado por la calidez en el interior de su coño, incluso mejor que el de su novia, sabía que no podría vivir ahora sin ella. Saeko-San solo pensaba en Azusa-Chan, la niña de sus ojos, y su amado esposo. A ambos les pide perdón, porque se volvió una adicta a la polla del novio de su hija, y la carga caliente que liberaba en su interior.