Martina Onee-chan no Seikatsu

Previamente, observamos como Martina sentía un gran peligro en el deseo sexual de Eleven, y como su hermana mayor se dio a la tarea de ocuparse de todas sus necesidades para evitar mayores problemas. Al final de todo, Martino no pudo evitar caer a la sumisión de su polla.

Ahora, Martina estaba de rodillas, siendo follada por su hermano en una habitación. Aunque ella gemía como loca, la mujer mostraba su desaprobación por lo que hacían, lo que hace que Eleven le comente que tenía otras tres amigas en la zona con la que podría coger si ella no quería. Esto hace que Martina se calle y acepta gustosa la corrida en su vagina.

Eso era algo que ocurría todos los días, tenía sexo con su hermano todos los días, en cualquier sitio, y a cualquier hora. En la cama, donde saboreaba sus pezones mientras la follaba de frente, en las termas de Awasaki donde usaban su sudor como lubricante para que Martina le cabalgara. Cada sesión sexual era diferente entre sí, pero lo que nunca cambiaba era la forma en que Martina quedaba con su vagina llena del semen de su hermano.

Paulatinamente, los sitios se fueron haciendo más arriesgados hasta que llegaron a L’Académie de Notre Maître Des Médailles. Martina estaba utilizando un uniforme escolar que su hermano consiguió exclusivamente para ella, y fantasear que eran alumnos que cogían en la Biblioteca.

Como siempre, Martina se muestra reacia, pero cuando Eleven menciona a otra mujer, sus dudas desaparecen para volverse una sumisa que recibe con gusto la polla de su hermano. Ambos estaban follando de pie, aunque tenían que ser discretos, Martina era incapaz de soltar sonoros gemidos.

Para callar a su hermana mayor, Eleven empieza a besarla, apretando sus tetas que rebotan. Luego, le levanta una pierna sobre su hombro para profundizar sus penetraciones, llevándolo al clímax que permitió que se corriera en su interior.

Esas escapadas a sitios públicos también se fueron haciendo peores. Usaba lencería sensual solo para follarse a su hermano en su habitación, donde se podía correr hasta 5 veces, y también iba a las Ruinas Dundrasil para que la follara en los sitios más sagrados.

En la playa Saiki, era puesta contra las rocas mientras le rompían el culo, y sentía las piedras raspar sus senos. Incluso cogiendo entre los recovecos de la Octagonia, Martina llegó a oír como unas chicas hablaban de los rumores de la “pareja desnudista que follaban por toda la ciudad”, sin saber que eran los hermanos los protagonistas de las escenas sexuales.

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