Mimori Yuki era la secretaria de la empresa, amable y muy hermosa, el sueño de todo hombre. Aunque muchos parecen creer que tenía algo con el jefe, Katou Akira era indiferente sobre las mujeres del sitio, incluso cuando otra compañera empieza a coquetearle él la ignora, para consternación de sus compañeros.

Luego de ser rechazada por Akira, la chica va a reclamarle en privado a Yuki por “coquetear con todos los hombres del sitio”. Unas acusaciones que la chica elimina con indiferencia, aunque de vuelta a su casa le cuenta la situación a su compañero de departamento, quien no era nadie más que Katou.

En realidad, ambos llevaban tiempo juntos en una especie de relación platónica. Pero mientras Katou empieza a masajear sus senos, y mete sus dedos en su vagina, se cuestiona si acaso podrán ser “algo más” en el futuro.

Katou es inconsciente de estos pensamientos, más centrado en que Yuki rechaza que la coja por acabar de bañarse. Ante esto, él saca su erección para que le haga un oral, lo que la mujer acepta, devorando su polla de un golpe mientras lo pajea con la mano.

La acción hace que Yuki se ponga muy mojada, por lo que Katou no desaprovecha la oportunidad y vuelve a masturbarla con sus dedos, dilatando sus paredes hasta que está lista para penetrarla. Ahora, ambos se encuentran follando, de frente mientras comparten un lujurioso beso.

Pero Yuki todavía estaba reacia a venirse, así que Katou decide ponerla de espaldas, así puede golpear el interior de su estómago directamente con su polla, mientras azota su culo. El chico era salvaje, y brusco, haciendo gemir a Yuki como loca. La mujer terminó cediendo a sus deseos y se terminó corriendo, al mismo tiempo que Katou llena su interior con su esperma caliente.

Después de aquella sesión sexual, ambos deciden irse a dormir. Yuki se da cuenta que su amante siempre acaba dentro de ella, aunque no están casados. Entonces se pregunta si Akira podría ver en ella a una verdadera pareja, pues estaba ya a mediados de sus 30. Si no lo hace pronto, admite que seguramente otro hombre la terminará robando.

Al día siguiente, el Manager de la empresa andaba con una sonrisa paseando por el lugar, al parecer había conseguido concretar una cita con una chica de la empresa, a pesar de estar casado. Según rumoreaban, Mimori Yuki era la “misteriosa amante”, lo que sorprendió a Kira, quien decide mandarle un mensaje para reunirse durante el descanso.

En lugar de hablar al respecto, Kira empieza a besar a Yuki en uno de los callejones. Por su prisa, le pide cogerla directamente, sin mamadas. Ella acepta y deja que la levante de las piernas mientras golpea su vagina con su polla, aunque le aclara que no iba a correrse en ella ese día.

Kira parecía poco afectada, hasta que unas chicas salen del edificio. Ellas no la notaron, y a pesar de que ellos no querían ser descubiertos tampoco, Kira continúa penetrando a Yuki sin parar, levantando sus caderas para hacerla gemir. Yuki nota que Kira parecía estar “marcando su territorio”, así que le reclama lo patético que era por ponerse celoso cuando no eran nada.

El hombre parece afectado, pero cuando Yuki baja para hacerle la mamada y hacer que se corra en su boca, queda destrozado al quedarle más que claro que tenía asuntos con otro hombre.

Esa noche, Kira se queda en su sofá, melancólico, pensando en lo que estaría haciendo Yuki. Lo estaba ignorando, y seguramente en ese momento estaba chupándola la polla al gordo del manager, o tal vez siendo follada por aquel hombre que jalaba sus pechos hasta dejarlos rojos, fundiendo sus lenguas en un beso mientras llena su vagina peluda con su esperma.

En la mañana, Yuki llegó, vistiendo bastante discreta con gafas de sol y tapabocas, sin dar explicación. Kira estaba desesperado, y le dice que se iba a mudar, pues no quería seguir interfiriendo en su vida. Esto provoca la burla de Yuki, quien se levanta su falda, dejando que él mismo comprobará si estuvo con otro hombre.