Esta parodia porno de Futurama nos trae la historia de Leela, particularmente una anécdota sobre aquella vez en la que estaba en el parque Luna durante su día libre. Esa vez ella caminaba por todo el parque vistiendo uno de sus mejores vestidos combinado con unos tacones. Su misión número uno era conocer un chico, o mínimo atraer algunas miradas del género masculino. En el trayecto intentó diversos juegos y atracciones para entretenerse, pero era aburrido no conseguir ningún tipo de competencia.

Por eso siguió caminando por allí, sin poder conseguir nada que llamara su atención, ni siquiera cuando jugó a disparar objetivos se sintió realmente entretenida. Pero su aburrimiento duró hasta que se encontró con una máquina muy particular llamada Hoyo del Dinero. El título claramente llamó su atención, por lo que era inevitable detenerse a examinarlo mejor. Se sintió curiosa por saber de qué se trataba exactamente, imaginando que de seguro se trataba de una de esas atracciones en las que se entra y se recoge dinero.

Considerando que no le vendrían mal algunos dólares adicionales, pensó que al menos debería intentarlo. Se asomó para observar dentro del hoyo, pero estaba tan oscuro que solo alcanzaba a ver un botón rojo, el cual imaginaba que debía ser el que iniciaba el juego. Al final decidió entrar ya que necesitaba comprar un nuevo par de botas. Y justo cuando entró un poco y se estiró para presionar el botón, su vestido se encogió un poco y dejó al descubierto su diminuta tanga.

Una enorme fila de hombres se formó al observar ese culo tan tentador allí al aire libre. Por su parte, Leela comenzó a sentir una gran vibración, sorprendida por cómo trabaja la máquina. De pronto sintió cómo el espacio era tan apretado, pero su sorpresa aumentó cuando el altavoz de la máquina anunció que el programa estaba por iniciar. Leela no entiende lo que ocurre, pero en cuanto la vibración aumenta radicalmente no puede evitar gritar y hasta llorar del placer.

Sus piernas temblaron y su cuerpo se sentía en llamas; llevándola al completo límite del placer. Estaba muy caliente, y no entendía cómo una máquina de esas era capaz de lograr algo así. En ese instante dos hombres se acercaron más a ella; uno de ellos dice que hay una fila gigantesca esperando a probarla, pero el otro está decidido a colarse. Por eso baja su pantalón y anuncia que será el primero en probarla.

Leela sigue dentro de la máquina pensando que si alguien llegara a tocarla, estallaría del placer. Como si sus palabras fuesen oídas por el universo, justo el hombre toca el trasero de Leela y la hace gritar por el gran chispazo que le produce el contacto con su piel. Él se siente orgulloso de haberla hecho temblar de solo tocarla, sin imaginarse que ha sido causado mayormente por la máquina.

El hombre acerca su polla hasta el agujero de su culo y anuncia que no podrá perderse probar ese hoyo que lo está invitando. Como no puede negarse a ese llamado;
bruscamente introduce su pene en él. Leela no puede creer que con lo caliente que está, algún desconocido haya aprovechado de meterla por su trasero. Le duele demasiado pero a la vez se siente sorprendentemente bien.