El enojo de la enfermera era palpable, tenía sueño, su turno estaba por acabar y su compañera no había llegado todavía para el cambio. Parecía que esto cambiaría con la llamada entrante de su compañera, pero esta solo le inventa pésimas excusas para no ir, lo que hace que aumente su rabia por tener que cubrirla nuevamente.

Sin más opción, se levanta y se dirige a la habitación de un paciente anciano. “Sara”, llama el enfermo Bobby que le dice a la mujer que necesitaba uno de sus masajes para aliviar su espalda. La enfermera Sara, que ya lo conocía muy bien, le da unas pastillas para que se cure, siendo lo único que recibirá esta vez.

Ella va a una nueva habitación donde un paciente le dice que necesitara ayuda con su pene que es demasiado grande para el urinal. La enfermera se toma esto a mal, y le da una aspiradora donde el hombre urinaria, librándose según ella de un pervertido.

A continuación, la enfermera va con otro paciente que la deja aún más confusa. Este hombre abre su culo ante ella, pidiendo ayuda con su estreñimiento. La mujer no se inmuta y le da una enema para que él mismo se limpiara su colón. Después de lidiar con todos esos pervertidos pacientes, la mujer se va a su escritorio a dormir.

Unas horas después, un hombre afroamericano la despierta, era el doctor que le grita por hacer tan mal su trabajo. Confundida, Sara va a la habitación de Bobby donde se da cuenta que su pene tenía una hinchazón sobrenatural, producto de los medicamentos que le dio.

La hinchazón perfectamente podría explotar y matar a Bobby, por lo que la única manera de salvarlo era chuparlo la zona afectada. Ella se muestra escéptica, pero sintiendo culpa por su mal trato, acepta y se inclina para empezar a chupar la cabeza del anciano.

El doctor no tiene la paciencia suficiente y de una empuja la cabeza de Sara para que le haga una garganta profunda que alivie el malestar del hombre. Ella devora todo el miembro del paciente, con sus vellos púbicos en su nariz, hasta que finalmente este libera su carga en su garganta. Lo había salvado.

Sin embargo, el dúo no pudo celebrar, porque la alarma inundó la instalación, así que corrieron hacia la siguiente habitación. Cuando llegan, estaba el paciente que tenía problemas con un urinal, sufriendo porque la aspiradora estaba devorando su pene.

El doctor le grita a la enfermera por su estupidez y negligencia, cuando apaga la aspiradora, se ve como el miembro del hombre esta hinchazón y morado. Estaba al borde de la necrosis y necesitaba ser puesto en un sitio estrecho con buena temperatura y húmedad que lo masajeara sin hacerle daño.

La enfermera dice que en el hospital tiene una máquina así, pero el doctor no la deja ir, no había tiempo. Por lo que le pide que se deje coger por el culo para ayudar. Sintiéndose mal todavía, Sara acepta pero cuando está por cabalgar al paciente, el doctor le pregunta si era virgen en la zona, ya que su ano pequeño podría terminar apretando tanto que lastime al paciente.

Sara intenta protestar, pero el doctor hace que se ponga en cuatro para empezar a juguetear con su culo, usando vaselina para abrirlo más, soltando unos pequeños grititos y gemidos de la mujer.

Cuando la siente lista, el doctor empuja hacia bajo el culo de la mujer, haciendo que recibiera la polla directo y profundo dentro de su estrecho ano. El hombre negro empieza a controlar las penetraciones de la enferma hasta que el paciente, finalmente despierta sintiéndose mejor.