Nudist Beach Fertilization – KaiOppai

En una playa nudista, una mujer soltera con unas enormes tetas y un cuerpo de reloj de arena miraba a su alrededor, buscando alguna chica con la cual sostener una conversación. Pronto se dio cuenta de que la única chica en los alrededores era ella.

Aunque lo que sí había, era muchos hombres con pollas gordas al aire. Luego de quedarse viendo fijamente a un par de hombres conversando, preguntándose cómo era posible que algo tan grande cupiera dentro del coño de una mujer, los hombres notaron que ella estaba mirando fijamente sus pollas.

Los hombres le preguntaron rápidamente si le gustaba mirar pollas gordas, mientras ella entraba en pánico. Estaba chorreando completamente y se sentía humillada y expuesta. Suponía que esos hombres sabían que su útero deseaba sus pollas. Que quería que le revolvieran las tripas sin piedad.

Una vez se acercaron, le dieron permiso de tocar en caso de que ella quisiera. Luego se dieron cuenta de que la mujer estaba chorreando como una catarata y le pidieron que fuera honesta consigo misma. Su coño ansiaba que la follaran como una loca. Se moría por sentir un enorme pene dentro de ella.

Mientras la chica se negaba completamente, podía sentir cómo le temblaban las rodillas. Sentía que en cualquier momento ellos podían atacar, metiendo sus pollas hasta el fondo de sus entrañas. Se imaginaba cómo su vientre ovulaba como loco mientras se retorcía de ansiedad.

Uno de los hombres la sostuvo desde atrás, levantándola por sobre su polla. Ella podía sentir cómo su polla podía deslizarse entre sus muslos como una anaconda aceitosa. Al notar que le gustaba, el hombre le dijo que esperara a que la metiera hasta el fondo. Iba a comenzar a aullar como una perra en celo.

Sin perder tiempo, los hombres comenzaron a meter sus penes dentro de sus apretados agujeros. Tener dos pollas dentro de ella tocándose entre sí era una experiencia inigualable. Les pidió piedad mientras sus enormes senos rebotaban salvajemente de arriba abajo. El coño y el ano de la mujer se habían estirado para recibir semejantes pollas. Sus entrañas latían de excitación.

Uno de los hombres continuó martillando su útero salvajemente mientras lamía sus pezones como un cachorro hambriento. Su cuerpo se estaba poniendo demasiado caliente. Los hombres no pudieron contener su excitación y no tardaron en correrse en sus agujeros.

Grandes cantidades de jugo de bebés inundaban sus entrañas hasta salir desbordados de su cuerpo. Sin saberlo, se había convertido en la cerda personal de estos hombres. Estos no descansarían hasta inseminar su óvulo. Estaban determinados a embarazar a su nuevo juguete.

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