Selma se levanta de la cama cansada porque alguien ha tocado el timbre a las 3 am, no tiene idea de quién será la persona que la molesta a tan altas horas de la noche. Cuando abre la puerta, un Homero completamente ebrio cae al suelo. No entiende qué hace en su casa, por lo que le reclama que esté allí totalmente ebrio.

Homero la saluda diciéndole que si no puede recibir un abrazo de su esposa, dándole a entender que está tan ebrio que la ha confundido con Marge. Él se abalanza hacia ella y le apretuja fuertemente su enorme culo, elogiando lo suave que está. Selma está por pelear y golpearle por su atrevimiento, pero en cuanto siente un enorme bulto rozarla se queda en silencio procesando qué es.

Atónita le pregunta a Homero si esa es su polla, ya que inicialmente pensaba que se trataba de su rodilla. Ella no puede creer que su hermana pueda lidiar con una polla así de enorme, y aunque sabe que debería detener a Homero, se siente tan atraída por probarla que decide pretender que es Marge. En ese momento, él decide que ya han hablado demasiado y se saca su enorme polla para que ella se la coma, de lo contrario se la meterá por el culo.

Selma permanece boquiabierta pensando en lo enorme que es, definitivamente es la más grande que ha visto y no puede dejar de sentirse un poco hambrienta por probarla. Por eso deja de lado la cuestión moral de que se trata del esposo de su hermana y se lo lleva hasta su habitación. Homero la espera en su cama mientras ella se va a cambiar, cuando regresa lleva puesta una ropa exacta a la que suele usar Marge. Ella está muy aliviada por haber encontrado el vestido que Marge se dejó en su casa. Él le pregunta porqué se ha cambiado, y ella le dice que lo ha hecho para estar más linda para él.

Ella le pregunta si se ve muy sexy así vestida, pero a Homero no le interesa nada hablar ni el juego previo. Solo quiere que ella se ponga manos a la obra y alivie su polla que está por estallar. Por eso le exige que cumpla con su deber como esposa y se ponga a chuparla. Selma es muy obediente, así que se pone de rodilla y lame su polla suavemente para prepararse. Sin embargo Homero no es tan paciente y empuja toda su cabeza para que la polla entre profundamente a su boca.

Selma se atraganta con una polla tan grande pero hace su mejor esfuerzo para comérsela entera. Solo que Homero es tan brusco que ni la deja respirar, simplemente se concentra en follarle la boca fuertemente. Él disfruta sintiendo lo que es una buena mamada, Marge no suele tragársela así de bien. Pero Selma hace todo lo posible por dejar una buena impresión en su cuñado.

Homero se corre a mares, llenando toda la boca de Selma de abundante semen. Luego le dice que es momento de trabajar en su coño, por un instante Selma se queda en blanco cuando la llama Marge, pero en cuanto recuerda que las ha confundido le sigue el juego. Aunque como es tan incómodo para ella que la llamen por el nombre de su hermana, le pide a Homero que la llame Selma mientras lo hacen. A él le parece raro que le pida que la llame por el nombre de su hermana, pero al final dice que sí sin protestar.

Él se la mete lentamente para no lastimarla, pero igualmente ella grita muy fuerte en cuanto la siente entera dentro. Cuando se adapta al tamaño de su polla, disfruta mucho de como la folla su cuñado. Él le pregunta si le gusta su polla, y ella le responde que es la mejor que ha probado. Selma está tan excitada por la gran follada que le está dando Homero, que ni siquiera se da cuenta cuando él le pregunta qué pasa con Marge.

Ella simplemente no le importa nada mientras tenga esa polla dentro dándole gran placer. Homero le pregunta de quién es su culo ella enloquece demasiado por lo buena que está la polla de él. Cuando le pregunta que si puede correrse dentro, ella ni lo duda y le dice que se corra en donde él quiera, ya sea su coño, su boca o incluso su culo. Está loca por sentir como llena todos sus orificios.

Homero se corre fuertemente y la llena de su leche, a Selma le encanta la sensación de ser llenada hasta el fondo. Quiere más y más, pero Homero se despide para irse a su casa. Selma no entiende por qué se irá, si se supone que ya está en su casa. Pero justo en ese momento Homero le confiesa que supo que se trataba de ella desde un principio. No se va sin antes reiterarle que de ahora en adelante su culo le pertenece.

Selma se queda totalmente impresionada, no puede creer que le haya tomado el pelo el tonto borracho de homero. Él le dice que la llamará luego para volver a follarla de nuevo, para luego irse sin decir más nada. A pesar de que ella sigue atónita, la idea de pertenecerle al gordo marido de su hermana, después de haber visto su enorme polla, en realidad le gusta mucho.