Shishou Shigure 4

Kenichi entrenaba ese día con su maestra. Su tarea era meditar para hallar la paz interior, pero pensamientos lujuriosos inundaban su mente y lo impedían. Shigure-San se da cuenta de los problemas de su joven alumno, así que decide mostrarle lo fácil que era meditar, sin dejar que los pensamientos negativos o el mundo exterior le afecte.

El joven Kenichi observa la concentración de su maestra y se le ocurre una idea, se pone tras Shigure-San y agarra sus grandes tetas. Ella iba a defenderse, pero decide mantenerse quieta para dar fé de su concentración.

Su plan fue exitoso, ahora podía aprovechar de tomar los pechos de su maestra hasta hundirlos, la desviste para poder juguetear con sus pezones sobre su malla hasta ponerlos duro, y empezar a chuparlos con su lengua hasta dejarlos llenos de su saliva.

La excitación del chico no hacía más que crecer, así que saca su erecta polla y la frota sobre los pechos de su maestra, mientras ella intentaba mantenerse estoica. Su alumno luego aprieta sus senos sobre su polla y empieza a follarlos con fuerza hasta que empieza a botar líquido preseminal.

La húmedad empieza a invadir los pechos de Shigure-San como la polla de Kenichi, hasta que finalmente explota y deja su cara llena con su semen caliente. El chico está extasiado y declara su profunda admiración sobre la concentración de su maestra, y se pone a reanudar su entrenamiento para enorgullecerse.

No obstante, ella quería seguir con aquella actividad caliente, así que empuja al chico y de una empieza a cabalgar su gran polla con su vagina ya lubricada. El sonría con malicia notando la desesperación de su profesora por ser follada, así que empieza a penetrarla con más fuerza, chupando sus grandes senos mientras la penetra.

Finalmente, la pone en cuatro y termina corriéndose dentro del útero de su profesora mientras comparten un húmedo beso…

Después de aquel evento, ambos vuelven a su entrenamiento habitual, aunque Kenichi seguía teniendo involuntarias erecciones por pensar en su maestra. Shigure-San como siempre lo regaña, aunque la humedad de sus bragas deja en claro que tendría que darle otro ejemplo de cómo concentrarse correctamente a su estudiante favorito.

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