Sin Techo – Art of Jaguar

Mientras los ricos viven como reyes, la gente de los barrios pobres de Downton no hacían más que buscar sobrevivir el día a día, muchos sin techo para mantenerse. Ese era el reportaje que daba el hombre del noticiero que dejaba en claro que aquellas personas podrían ser el mismo espectador, o alguien que amaba.

Angie, una tierna pelirroja, queda conmovida por este reportaje hasta el punto de llorar. Tenía que hacer algo para ayudar, así que al día siguiente preparó con las mucamas de su lujosa mansión cargamentos de comida para alimentar al mayor número de personas.

Al llegar, todos se vuelven locos por verla, emocionados por lo que podían comer. Aunque a pesar de estar hambrientos, los sin techo no babeaban por los platillos de Angie, sino por su delicioso cuerpo, muchos babeando de cómo la tomarían del culo o se comerían sus tetas.

Angie, ignorante de todo, no se da cuenta de las insinuaciones y, en cambio, busca atender a todo el que pueda con una sonrisa. Luego se dirige al área más apartada del barrio, donde halla a un hombre, un anciano veterano de guerra llamado Cornelius Bettdget, que era ciego y parcialmente sordo.

El anciano admite que no había comido decentemente en años, y se emociona por el plato de comida que le iba a dar Angie. Aunque, por error, termina agarrando los senos de Angie en lugar de la bandeja. La mujer no quiere avergonzar al hombre, así que le dice que estaba tocando eran los panecillos que le trajo.

Al oír esto, Cornelius se acerca para comerse los supuestos panecillos, solo para saborear el sabor dulce de las tetas de Angie, que empezaba a disfrutar de la situación. La chica piensa que puede marcar una gran diferencia ofreciendo a un veterano como Cornelius algo más valioso que la comida.

Por lo cual, Angie empuja a Cornelius al piso y termina de quitarse sus cortos shorts para sentarse sobre la cara del anciano. Le dice que lo que tenía enfrente eran unas ostras delicateses que podía comer chupando. El anciano no entiende nada, pero termina metiendo su lengua en la vagina caliente de la joven, haciéndole un oral profundo que termina haciendo venir a chorros Angie en su cara.

Cornelius está confundido por aquella “bomba” que le estalló en la cara, frustrado por la suciedad de su cara, pensando que era una broma. Esto hace que Angie se sienta mal, queriendo mostrarle al anciano que las personas lo aprecian.

Por lo cual, decide bajarle el pantalón al anciano, encontrando, para su disgusto, el pene maloliente y sucio del anciano. Aunque el olor le provoque vómitos, la convicción de ayudar a otros supera a Angie y empieza a hacerle una mamada al anciano, utilizando sus tetas como apoyo con la excusa de limpiarlo.

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