Ben 10 hablaba por el comunicador con su amigo Kevin, él intentaba que descansará para disfrutar su luna de miel, mientras que Ben sólo quería hacer lo que fuera para estar ocupado de su esposa. Precisamente, en cuanto la comunicación se corta, Looma se acerca con “el Mazo del Amor”.

Frustrado, Ben le recuerda a su esposa que ya le dijo que no usarían juguetes sexuales de su especie para tener relaciones. Esto hace enojar a la mujer que le reclama por su resistencia al sexo, dado que ella misma ya se había encargado de aceitar cada área de su cuerpo, dilatado su ano con sus dedos, y mojado con saliva su vagina y su útero para su deleite.

La mujer incluso utilizaba su atuendo más diminutivo, pero a Ben no le importaba. El humano aleja con su mano a la tetramand, intentando recordarle que todo su matrimonio era una farsa. No obstante, cuando la empujó con la mano, por la altura de Looma, Ben no pudo evitar tocar su peluda vagina.

Lejos de sentir repelús, eso lo calentó, y Looma lo notó, así que acercó su húmeda vagina a la cara de su esposo. Ben sentía la calentura del sexo en su cara, no pudo contenerse más, y comenzó a utilizar su lengua para saborearla. Looma estaba impresionada por la larga lengua de Ben que recorría su coño, era un juego previo que solo hacían los humanos casi como si fuera una forma de tortura para prolongar el placer.

Al oír esto, Ben tomó a Looma y la empujó a su silla. Como si fuera una burla, utilizó los cinturones de la nave para amarrar las piernas del alien y sus brazos, dejándola indefensa, abriendo sus piernas, exponiendo su chorreante coño. La princesa intenta insultar a Ben, dejando en claro que no la iba a someter con su gran pene humano, pero al final termina rogando porque la folle en esa posición.

El héroe de la Tierra terminó enterrando su polla en ella, aunque lo saca inmediatamente porque el interior de su esposa estaba ardiendo de la excitación. Ella tiene que agarrarlo para que vuelva a meterlo, pero es Ben el que empieza a penetrarla con más profundidad y velocidad, prometiendo inseminar con su semilla para darle su heredero.

Looma está emocionado, besando a su amante mientras sigue recibiendo el órgano de su amado. Ben no se detiene hasta terminar soltando una carga caliente de su esperma en el coño de su esposa. La cantidad de líquido era monstruosa, Looma rogaba a Ben que se detuviera, mientras estaba a nada de romper los lazos que la inmovilizaban.

Pero aunque sus palabras parecían ir en serio, cuando Ben ofrece verdaderamente sacar su pene de su coño, la mujer no dice nada y solo lo besa. La princesa Looma adoraba ser utilizada como un juguete por aquel humano que, supuestamente, era más débil que ella.