Tentacion – Evil Rick

A las orillas de la iglesia, la hermana Isabel estaba sentada intentando complacerse sobre su toga, tocando sus tetas y frotando su concha. En ese momento, dos compañeras, ajenas a lo que hacía, se acercan para que las acompañe a hacer las compras.

La hermana Isabel se asusta y huye despavorida. Estaba asustada por casi ser descubierta y se encierra en la Iglesia, sin embargo unos ruidos llaman su atención. Al entrar a uno de los cuartos encuentra a decenas de mujeres totalmente desnuda, cogiendo entre sí de forma salvaje.

La monja está en shock, y un demonio le aparece. Ella era Singal, el demonio de la lujuria, que fue invocada por la lujuria que tenía la hermana Isabel. Aquellas mujeres sodomitas no eran más que la representación del deseo carnal que tenía la monja en su interior.

Isabel intentó negar sus acusaciones, pero Singal ya la conocía bien, así que la empuja a la habitación, donde las mujeres rompen su ropa, y empiezan a tocar sus grandes tetas y juguetear con su vagina. Isabel empezaba a asustarse cada vez más ante el tacto de estas chicas, pero en cuanto la demonio la pone a hacerle una mamada brutal, termina corriéndose solo de chuparla.

Aquello fue la confirmación que Singal necesitaba para saber que la hermana si estaba deseosa por sentir el placer que se negaba. Por lo cual, con su gran pene empezó a follar los grandes senos de la monja, mientras sus acolitas empezaban a darle un oral a la vagina de la religiosa, limpiando sus líquidos.

Cuando la demonio anunció que se iba a correr, la hermana Isabel abrió su boca voluntariamente para comer todo el semen del demonio. Eso fue solo la primera parte, porque también tuvo que hacerle un oral al resto de mujeres que también crecieron grandes penes para complacerla.

Con su excitación al límite, Singal aprovechó de empezar a penetrar con su inmenso pene a la monja. Tenía mucho tiempo que no desvirgaba a una chica, así que estaba fascinada por los gemidos que soltaba la religiosa, mientras la cabalgaba. Al final, una segunda carga de semen caliente fue liberada en el interior del coño de la monja.

Los acólitos empezaron a hacerle un oral a la hermana Isabel para saborear el semen de su ama combinado con los líquidos de la religiosa. Isabel estaba cansada, pero Singal no estaba dispuesta a darle su descanso.

Mientras todas las mujeres follaban a la monja simultáneo por su culo, vagina y su boca, llenándola hasta el fondo, Singal le revelaba su nuevo destino. De ahora en adelante, iba a convertirse en su esclava, su perra favorita, una mujer que haría todo lo que quiera hasta embarazarla una y otra vez, y sus bebes demonios la cogerían igual.

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