Tsuchimikado Arima había armado otro plan para dar nacimiento al Miko, ¡les regalo invitaciones a las aguas termales a Rokuro y Benio! Ambos aceptan ir para relajarse del entrenamiento, aunque rápido se dan cuenta de las verdaderas intenciones cuando deben compartir un cuarto.

Ambos deciden irse a dormir juntos, decididos a no hacer nada, pero por error se resbalan y Rokuro termina sobre Benio. Los dos se miran a los ojos, totalmente nerviosos por la situación, y la posibilidad de llevar su relación al siguiente nivel.

Es Benio quién rompe el supuesto, uniendo sus bocas en un cálido beso, pues finalmente entendió que quería estar junto a él y crear nuevos momentos de felicidad juntos. Sentimientos que Rokuro comparte totalmente y deja en evidencia cuando reclama sus labios en un nuevo beso.

El beso fue aumentando su lujuria, batallando en una lucha de lenguas, donde el chico se acostó sobre Benio y tomaba su mano. Luego fue bajando hasta chupar su cuello, su clavícula y con una mano quitar su bata para exponer sus dos pechos.

Ante esto, apartó a su amante y se cubrió, avergonzada porque no tenía pechos como las mujeres de las revistas. El se siente indignado por eso, y vuelve a colocar una mano sobre uno de sus pechos, gritándole que siempre le pareció una mujer atractiva.

Como prueba de eso, el humano híbrido comienza a chupar sus pechos, lamiendo su pezón y dando pequeños mordiscos. En reacción, la chica suelta una potente patada que lo aleja, reclamándole por su imprudencia.

No obstante, cuando Benio nota señala la erección que su pareja tiene, se cuestiona si acaso no exagero, y no debería hacerse cargo de su problema, pues fue ella quien lo provocó. Entonces, ella le pide que cierre los ojos, y cuando Rokuro vuelve a abrirlos queda impresionado por la vista del cuerpo desnudo de Benio.

Los dos estaban bastante nerviosos, pero el sabía que era el momento de demostrar su hombría, y le dice lo hermosa que era, incluso lo “cool” que sus cicatrices hacían ver su cuerpo. Unas palabras que, genuinamente, conmueven a la chica, por lo que lo toma de la mano para quitarle ella misma la bata a Rokuro.

Ambos quedan desnudos en la habitación, en una intimidad absoluta, y unen sus bocas una vez más en un beso que cada vez se va poniendo más húmedo. Ahora es Benio quien lo empuja hacia atrás, besando sus músculos hasta bajar a su entrepierna donde presencia su dura polla.

Era la primera vez que veía uno en persona, pero igual empieza a darle una mamada, esperando ser tan buena como Rokuro lo fue con ella. Los gemidos que el chico soltaba parecían confirmarlo, pero no tanto como cuando este le propuso que se sentará en su cara, para darse satisfacción mútua en un 69.

De pronto, Rokuro entierra su cara en la vagina de su amante, empezando a chuparla, penetrándola con su lengua, al mismo tiempo que ella le daba un oral. Solo Benio se pudo correr, llenando la cara de Rokuro con su orgasmo, pues ella le apretó las bolas al chico impidiéndoselo.

Benio quería compensarlo, así que decide “pasar al siguiente nivel”. No obstante, Rokuro veía su responsabilidad como hombre tener la iniciativa, así que suavemente la empuja sobre la cama, metiendo lentamente su polla hasta tenerla totalmente dentro y empezar a follarla.