Androide 18 le afeita la cabeza a Krilin como una manera de ayudarlo a prepararse para la batalla. Mientras su esposo se iba, no podía evitar pensar lo cool que era. En cuanto queda sola, queda al cuidado de Marrón, pero también se acerca Yamcha que busca crear conversación comentando lo mucho que su hija había crecido.

La androide solo lo ignora y se va a su casa, aunque esto no le quita la sonrisa al humano. Más tarde, la mujer abre la puerta y encuentra una caja, al abrirla hay un papel que nada más leerlo la hace caer en un trance. Esto fue obra de Yamcha que aprovecha para empezar a besar a 18 y juguetear con su vagina.

El entra a su casa, y empieza a follar a la androide, maravillado por la calidez de su interior, y preguntándole si disfrutaba tanto como él. De pronto, 18 recupera la consciencia y, enojada, empieza a atacarlo con rafagas de energía.

De milagro, Yamcha logra evadir todo y saca un reloj que, como último recurso, usa para intentar controlarla. Esto funciona y la androide de nuevo está en trance, así que le pide a la chica que utilice un diminuto traje de maid para cumplir sus fantasías.

La mujer lo usa sin rechistar, mostrando su curvilínea figura y, con el libido al máximo, Yamcha le pide a la androide sentarse sobre él. Dicho y hecho, ella comienza a cabalgar su polla con gran velocidad, haciendo rebotar sus grandes tetas y su culo con movimientos fuertes.

Yamcha está en el clímax y comienza a chupar sus tetas, solo para encontrar que estás son capaces de expulsar leche de ellas. Fascinado, comienza a saborear el lácteo materno del androide mientras continúa profundizando sus penetraciones que hacían gemir al androide.

18 admite que su vida está hecha para complacerlo y servirlo, así que no tiene problemas en dejarlo correrse en el interior de su infiel vagina hasta dejarla goteando. Yamcha queda satisfecho y se va.

Cuando Krillin llega encuentra a su esposa con el disfraz de maid y el culo arriba, abierto para él, el chico no sospecha de lo que sucedió, sino que solo se dedica a apreciar la belleza del cuerpo de su esposa, y lo mucho que la va a complacer.