Dos amigos están aburridos, así que deciden jugar a los retos. Suelen ser desafíos extremos, y ninguno puede negarse a cumplirlos. Así que uno de ellos aprovecha la
oportunidad para cumplir una de sus mayores fantasías. Anteriormente se había preguntado cómo sería ver a su amigo vestido de mujer, después de todo siempre ha tenido una figura muy femenina.

Entonces le reta a su amigo que se vista con ropa de mujer. En un principio el chico se opone, pero al final es un desafío al cual no puede negarse. Así que termina colocándose la ropa de mujer, pensando que su amigo quiere humillarlo nada más. Se siente un poco avergonzado por lo ajustado que le queda el pequeño short que apretuja su polla. Pero su amigo no deja de decirle que tiene un enorme trasero de una manera lasciva.

Ahora piensa que su desafío ha acabado, pero nada está más lejos de la realidad. Su amigo ahora quiere ver cómo se lo follan. Él se encuentra impresionado, no puede creer que le esté pidiendo eso. Él es un chico, y siempre se ha considerado heterosexual; jamás se habría imaginado follar con otro hombre. Mucho menos que le metan la polla por el culo.

Pero su amigo insiste en que es un reto, y debe cumplirlo. Ahora solo les queda encontrar a alguien que se lo quiera follar, y en un principio parece ser lo más difícil. Pero justo llega el repartidor de comida, que inmediatamente se fija en el enorme trasero del chico. Aunque claro, el repartidor piensa que es una chica que está buenísima.

El chico ve su oportunidad y decide aprovecharla. Por eso le dice al repartidor que no tiene dinero para pagarle, y le sugiere pagarle de otra forma. Por supuesto que al repartidor le interesa la propuesta, ya que está deseoso por probar ese enorme trasero. El chico no sabe porqué, pero está disfrutando de como le agarra el culo.

Se baja el short y le pide que le folle el culo, el repartidor ya está completamente empalmado y deseoso de follarle. Pero en cuanto ve su polla se da cuenta de que es un chico y se asusta. Aún así, el chico sabe que ya está cachondo, así que le dice que a pesar de ser hombre igualmente quiere follárselo.

El repartidor ya está muy cachondo, así que no lo duda más y comienza a introducir su polla en su culo. El chico no puede creerlo, pero lo está disfrutando mucho y no puede evitar gemir de placer al ser follado por otro hombre. Su dura polla entraba y salía de su apretado culo y él quería sentirla entrar más fuerte.

Mientras tanto su amigo los observa, disfrutando de ver a su amigo gozar como una perra. El repartidor se lo folla como nunca y el chico comienza a pedirle que se venga dentro; ambos están demasiado cachondos. Cuando finalmente se viene dentro, el repartidor se despide diciéndole que tendrán que repetir en otra ocasión.

El chico piensa que ya ha acabado su desafío, pero resulta que aún le queda por hacer. Ahora su amigo está deseoso por ser quien pruebe ese culo y le haga gozar como una perra. Y ahora deberá darle a su amigo todo el placer con el que ha fantaseado siempre.