Tsunade tenía que cumplir las exigencias de un aldeano, tenía que hacer lo que quisiera por un día. Así que la Hokage se desnuda y se arrodilla para empezar a comerle la polla apestosa del hombre.

El chico es indiferente a sus quejas, y solo se dedica a admirar el inmenso trasero y la sensual figura de la mujer madura, hasta correrse sobre sus preciosas tetas. Los restos de semen de su polla fueron limpiados por la propia Tsunade que utilizó su lengua traviesa para el trabajo.

Después de esto, el hombre hizo que Tsunade se acostara en el piso para aplastar su senos sobre su polla y follarlos con emoción. La Hokage seguía manteniendo su expresión estoica e indiferente, así que el hombre la puso en cuatro para empezar a follarla.

Tsunade intenta resistirse al placer, pero igual debía decirle al hombre lo mucho que le gustaba su polla, y lo duro que quería que la cogieran. Primero la penetra por el culo, y luego procede a penetrarla por su dulce vagina hasta llegar a su clímax.

Cuando se va a venir una segunda vez, vuelve a llenar el rostro de la Hokage con su esperma. El sol comienza a surgir entre los bosques, habían pasado todo el día cogiendo, y la promesa había terminado. Tsunade abre la puerta, y sin importar que estaba desnuda y llena de semen, echa a patadas al hombre que la follo de su oficina.