La señorita Myricks es la jefa de una gran empresa familiar y está a punto de despedir al señor Jenson, un hombre negro que ruega por mantener su trabajo. No obstante, su desempeño en la empresa no ha sido el mejor últimamente.

A pesar de las imploraciones de su empleado, la señorita Myricks tiene un trasfondo racista y, por lo tanto, no puede importarle menos el despedir a una persona de color. Es en ese momento cuando un hombre de color entra furioso a su oficina reclamando el despido de hombres de color.

Antes de ser expulsado de la oficina, le advierte que ha sido maldecida por medio de un muñeco vudú el cual le traerá un futuro peor que la muerte, pero no le da importancia la prepotente rubia.

De regreso a casa, la señorita Myricks habla con una compañera de lo sucedido, y es allí donde su maldición comienza a manifestarse al sufrir de un neumático pinchado. Al siguiente día, su amiga bromea con lo sucedido, ya que al parecer lo relaciona con su muñeco vudú.

Durante su conversación, no pueden dejar de notar que cada vez hay más hombres negros, sin embargo, es porque se encuentran en Atlanta, señalando a diferentes hombres de color que pasan a su alrededor.

La señorita Myricks se levanta para buscar algo en su auto, pero esto es mentira, ya que sigue a uno de estos negros y le hace una propuesta que nunca llegaría a imaginar. Sin saber el porqué, la rubia necesita de su semen, y lo necesita de la forma más rápida posible.

El hombre le comenta que para eyacular rápido necesitará utilizar su trasero, y aunque está molesta, la prepotente señorita Myricks acepta sus condiciones y baja su falda.

Como no tienen lubricante, la gran polla negra hace arder el pequeño y apretado culo de la rubia, pero a pesar de ello no quiere que la saque si eso supone tener una descarga en su boca. El hombre negro no puede aguantar más su carga y expulsa todo en la boca de la mujer.

Regresando con su amiga, le miente excusándose de haber tenido un malestar, al día siguiente, no puede dejar de sentirse culpable al haber estado con un negro. No obstante, necesitaba saciar su instinto de estar con una polla de color.

Su asistente le avisa que el hombre que estaba por despedir anteriormente necesita verla, pero ahora la señorita Myricks tiene un plan en sus manos. El hombre le indica que hará lo que sea por conservar su trabajo, al escuchar estas palabras, su jefa le ordena mostrarle su polla.

Para su sorpresa, su polla también es enorme, así que se va acercando para darle una probada, pero es interrumpida por su secretaria, la cual se marcha rápidamente.
De vuelta con su amiga, le comenta que últimamente no deja de tener dolores de cabeza y malestar en general, por lo que necesitará algo de medicación, pero en realidad, lo único que necesita ahora para sentirse bien será una gran y gorda polla negra.