Elfriede no estaba nada feliz, Mia había aprovechado su ausencia para entrar en su habitación y follarse a Nagisa-Kun. La súcubo “más jovén” intentaba excusarse, tratando que su querido humano la consolará, sentándose en sus piernas para que agarrará sus nalgas. Una acción que, obviamente, no le gustaba a Elfriede.

Al final, las mujeres dejaron ir al chico. Pero cuando llegó a su baño, allí estaba Mia, esperándolo. Había huido de Elfriede para evitar su sermón y ahora esperaba que él la bañara. El chico no quería tener sexo con ella, pero terminó aceptando.

Empezó a usar el aceite que echo en su cuerpo, “lavando” sus grandes tetas, presionando sus pezones, y metiendo sus dedos en su vagina húmeda. Al final, los dos terminaron besándose, mientras frotaban sus cuerpos. Aunque Mia negaba que esa fuera su intención y se quería hacer la inocente, era evidente que usó sus poderes para provocarlo igual.

Ahora, Nagisa-Kun estaba sobre ella penetrándola con su gran polla, mientras chupaba sus pezones, golpeándola con tanta fuerza que logró correrse en su vagina. Al final, el chico terminó corriéndose dos veces más, gracias a las mamadas y su insistencia en pajearlo con sus tetas.

Después de su “baño”, era de que Nagisa-Kun fuera a dormir. Cuando estaba por poner su alarma, recordó que dejó su teléfono en la enfermería más temprano, así que decidió ir a la escuela a mitad de la noche. Por suerte no se encontró con nada peligroso, aunque sí se topó con una vista que lo sorprendió: Elfriede durmiendo en lencería en la enfermería.

No sabía que ella no tuviera hogar, a pesar de lo obvio que podía ser. No quería molestarla, así que se preparó para irse, de pronto terminó acostándose con la súcubo. Nunca antes se quedó detallando su rostro, viendo lo verdaderamente hermosa que era, lo bien que olía, y el tierno rosa de sus pezones.

Cuando Nagisa-Kun estaba por tocar su piel caliente, Elfriede abrió los ojos y lo inmovilizó en un abrazo. Era muy peligroso acercarse a una súcubo durmiente, sobre todo oliendo a otra súcubo. El estaba muy nervioso, pero Elfriede solo sacó la erección de sus pantalones, y la inmovilizó igual entre sus piernas.

La mujer empezó a apretar su polla, dándole una fricción satisfactoria que logró hacer que explotará su semén entre sus piernas. La mujer seguía caliente, y no se iba a detener, así que tiró a Nagisa-Kun para golpear sus grandes tetas con su polla. Ella lo iba a castigar por su infidelidad.

Ella empezó a pajearlo con sus enormes senos mientras lo besaba con su lengua. Cuando sintió que estaba por correrse de nuevo, se apartó y enterró su gran polla en su vagina húmeda y caliente. Su vagina había extrañado al humano, y mientras ella cabalgaba a Nagisa-Kun con salvajismo, él era consciente de lo diferente que era tener sexo con ella que con Mia.

Nagisa-Kun fue tomando poco a poco un mayor control, empujando a Elfriede hacia atrás, tocando su clítoris entre penetraciones mientras la besaba. Al final, logró correrse una vez más dentro de su vagina. Los dos estaban extasiados, y siguieron cogiendo toda la noche hasta desfallecer. Esa fue la primera vez que Nagisa-Kun estuvo toda la noche durmiendo con una mujer.