En la casa de Coraline, su madre y su madre con ojos de botón se entraban luchando por ver quién se convertiría en su madre real. Mientras su madre falsa intentaba convencerla con delicioso pastel de chocolate, la madre real lo hacía con un vaso de leche caliente. Coraline disfrutaba ver a su madre real el pensar que podría perderla si no se esforzaba. Le estaba dando más atención que nunca.

Coraline tomó a sus madres de la mano y decidió salir a dar un paseo, explicando que se quedaría con la que le mostrara más afecto. Seguía resentida porque su madre no pasaba mucho tiempo con ella. Ante esto, su madre real la abrazó y besó en la mejilla, diciéndole que iba a compensárselo.

Sin saberlo, el corazón de Coraline había comenzado a acelerarse y podía sentir mariposas en el estómago. Aunque su madre con ojos de botón se burló de ella y aprovechó la oportunidad para robarle a su hija un candente beso de lengua. La madre real solo podía ver escandalizada como su hija era seducida frente a ella.

Madre e hija intercambiaban saliva de una forma lasciva, entrelazando sus lenguas apasionadamente. La madre incluso escupió dentro de su boca y mordió sus labios, lo que hizo que Coraline experimentara un cosquilleo en su entrepierna. Se estaba poniendo cachonda.

La madre real se horrorizó al ver cómo le robaban a su hija en su cara. Al ver esto, Coraline sacó provecho de la situación y le pidió a su madre real un beso, a lo cual su madre entre lágrimas respondió que haría lo que sea por ella.

Coraline aseguraba que siempre había deseado divertirse con su culo, por lo que comenzó a masajearlo y a esnifarlo como toda una perrita en celo. A pesar de que su madre no se había duchado, Coraline aseguraba que su olor la volvía loca, mientras le quitaba los pantalones y mordisqueaba sus enormes nalgas.

La madre tenía sus dudas, pero aun así le permitió a su hija que se divirtiera con su culo. La pequeña le pidió a su madre que se sentara en su cara, mientras comenzaba a lamer su culo y su coño. La mujer se preguntaba si estaba bien que su hija hiciera eso. Nunca habría imaginado que su hija tuviera tales fetiches.

A medida que su hija enterraba su nariz en el culo de su madre y lamía apasionadamente su coño, la madre solo pudo dejarse llevar por el placer. Mientras tanto, mujer de botones aseguró que no se quedaría atrás, por lo que arrancó su blusa mostrando sus enormes tetas.

Ella tenía algo contra lo que su madre verdadera no podía competir. Acto seguido, se quitó los pantalones, dejando ver una enorme polla erecta, convencida de que lograría ganarse a Coraline. El enorme miembro de la mujer impresionó a Coraline, la cual por fin estaba recibiendo la atención que quería.