Bela Aguilera y Armando Chavez – StecaArt

Bela observa algunos libros en una librería mientras el dueño pervertido la mira a escondidas. Arturo lleno de lujuria se acerca a la chica y le ofrece trabajar en su tienda solo para poder tenerla más cerca. Bela acepta y el viejo pervertido se aprovecha de su timidez para tocarla y pedirle que haga cosas.

Arturo le pide a la chica que lo acompañe hasta la oficina para hablar y ella va obediente, cuando están solos el viejo pervertido la culpa de su erección y Bela inocentemente le ofrece recompensar y empieza a jugar con la polla de Arturo.

Primero lo masturba y pregunta sí es suficiente pero Arturo le pide más mientras le baja la camisa, dejando caer sus grandes senos. Bela mete la polla a su boca y empieza a chuparla, el viejo pervertido no podía creer lo fácil que fue convencerla de hacerlo mientras le seguía follando la boca.

Después de correrse Arturo aún no se sentía satisfecho así que le pidió que fueran hasta su casa y la chica accedió sin discutir. Estando en casa del viejo, Bela se desnudo por completo, luego se subió sobre Arturo poniendo su coño en la cara del pervertido y empezó a chupar su polla.

Cuando Bela ya estaba húmeda el viejo le pidió que se recostara y la chica abrió su coño para él. Arturo empezó a penetrarla con fuerza y la chica empezó a quejarse porque le estaba dando demasiado duro.

Unos minutos después ya Arturo se había corrido, pero afortunadamente para él tenía muchos más condones para seguir usando. Toda esa noche Armando siguio usando a Bela como quiso, follando y corriendose sin parar, desahogando todos esos meses de reprimirse sexualmente y no quería que acabara nunca.

Al despertarse al otro día se encontró que no había sido un sueño, Bela estaba vestida solo con un delantal y le daba los buenos días. La chica pensó que ya que eran novios debía prepararle el desayuno, Alberto aprovechó el momento para pedirle que no le dijera a nadie lo que había pasado o se meterían en problemas.

Ese mismo día Arturo acompañó a Bela hasta su casa y se sorprendió al encontrar una gran mansión. La chica le mencionó que su padre trabajaba mucho y que estaba de viajes de negocios, Arturo asustado le preguntó a la chica quien era su padre, y ella le mencionó que sus amigos lo llamaban “espada de Dios” y que pensaba que era pintos, puesto que siempre que volvía tenía pintura roja en su ropa, fue entonces que Arturo se dio cuenta del grave error que había cometido, su padre era un capo del crimen.

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