Era una santa aldea de elfos, donde se encontraba Elphi, la princesa de ellos, quien se veía hastiada de la personalidad prepotente de su gente. Odiaba que todos la reprimieran, ella quería experimentar las maravillas del mundo y lo que era el placer.

Los elfos tenían prohibido tener sexo, y Elphi soñaba con hacerlo desde que vi unos humanos follando en el bosque, disfrutando de sus cuerpos. El recuerdo de aquel encuentro calentó a la joven, empezando a usar sus dedos para aliviar la excitación de su coño, y juguetear con sus tetas inmensas. Aunque, finalmente, no lo logra.

Al bajar, se encuentra con su hermana menor que la regaña por llegar tarde a su encuentro, haciendo un comportamiento impropio de la hija del Rey Elfo. A Elphi esto no la inquieta, sino que se burla de la arrogancia de su hermana. Para relajarse, la mujer decide ir a las fuentes del bosque, aunque su sorpresa es grande al encontrar ahí a un humano, bañándose en el sitio.

Ella saca su espada y advierte al hombre que aquellas eran aguas sagradas que los humanos no debían tocar nunca. El hombre intenta pedir perdón, buscando irse, pero Elphi ve en él una oportunidad de cumplir sus fantasías. El hombre, avergonzado, le pide que se cubra sus grandes tetas, que había expuesto mientras se preparaba para bañarse.

Ella lo ignora, diciendo que su acto exigía un castigo por las leyes Élficas, aunque ella podría hacer la vista gorda si, a cambio, le enseñaba a sentir placer. Esto hace sonrojar al hombre, que pensaba que los de su especie odiaban los actos sexuales. Elphi le deja en claro que ella no es como el resto, y el humano no duda más antes de abalanzarse sobre ella.

El hombre comienza a apretar las grandes tetas de la mujer, mientras va chupando y mordisqueando sus pezones. Elphi está sorprendida, solo esto basta para que su sexo empieza a secretar su tibia secreción vaginal, el hombre no duda y comienza a usar sus dedos para juguetear con su chocho hasta dejarlos empapados.

La elfa estaba encantada, de pronto le baja el pantalón a aquel hombre para exponer su dura erección. Maravillada por nunca haber visto un pene antes, empieza a comerle la polla. El hombre decide, entonces, colocarla sobre él en un 69 para poder saborear su vagina igual, mientras ella devoraba su masculinidad.

Después de un momento, el hombre termina corriéndose en la boca de la elfa, sorprendiéndola. Aunque el humano se avergonzó de eso, con la boca llena de su semilla, Elphi le dijo que quería más. Esto basta para prender al hombre que se tira sobre ella y lentamente va introduciendo su polla en su vagina.