Él ha estado tiempo esperando por poder probar el coñito de su compañera de dormitorio. Entre la tensión sexual que había entre ambos y un par de tragos por fin se le da la oportunidad de besarla. Él la toma de su pelo púrpura y se acerca para lamer su cuello y enloquecerla.

En medio de besos, lametones y caricias, ella comienza a sentir un bulto crecer en los pantalones de su compañero. Con el simple roce ya sus bragas se humedecían y pedían a gritos ser arrancadas para sentir su polla dentro de su coño. Ella comenzó a tocarlo para ponerlo aún más duro.

Sin querer perder más el tiempo, ambos se desvisten y se acomodan para por fin sentirse plenamente. Él introduce su polla lentamente para sentir cómo se moja con los fluidos de su compañera. Cuando su pene queda empapado y entra y sale con facilidad, él comienza a penetrarla con más fuerza.

Ambos gimen de placer bañados en sudor y fluidos. Prueban distintas posiciones para sentirse en total profundidad. Él se la mete duramente hasta que finalmente ambos se corren y sus fluidos se entremezclan. Después se besan y retoman fuerzas para continuar.