Nanatsu No Taizai – El Primer Encuentro

Después de una larga fiesta, Elizabeth se quedó a solas con Medidas para agradecerle todo lo que había hecho por ella y por Liones. El pervertido héroe le dio un abrazo enterrando su cara en sus enormes senos, asegurando que con eso la deuda estaba saldada.

Aunque la chica todavía quería hacer algo más por él, así que le pidió ir arriba para agradecerle con mayor comodidad. Luego de entrar en la habitación, la chica comenzó a desvestirse, dejando ver sus enormes senos y esbelta figura. Luego de un acalorado beso en la boca, ambos comenzaron a recordar la primera vez que lo hicieron, hace 3000 años.

Ese día, los dos habían confirmado lo que sentían el uno para el otro antes de la batalla final que ocurriría pronto. Elizabeth quería darle un regalo antes de la pelea final. Aunque Meliodas aseguró que no era necesario, ella quería hacerlo de todas formas.

La chica, determinada a tomar el control, posicionó el pene de Meliodas y se deslizó suavemente hacia abajo, hasta que entró hasta el fondo de su coño. La sensación de placer fue inmediata. Esto es mejor de lo que pensé aseguró Meliodas, mientras la chica se impulsaba arriba y abajo sobre su polla, lubricándola con sus jugos.

Los chicos cambiaron de posición y Meliodas tomó el mando, embistiendo su vagina con tanta rapidez que no pudo contener la excitación. Estaba tan apretada que exprimió hasta la última gota de la leche caliente de Meliodas, mientras ella también se corría al experimentar un intenso orgasmo.

Unos años después de la guerra, en una mañana, Elizabeth sorprendió a Meliodas en la cama con una chupada mañanera. A pesar de que era la primera vez que lo hacía, la chica tenía gran habilidad. Lamiendo su polla y tratándola hasta el fondo hasta que no pudo contenerse más y se vino en su cara y boca, dándole su dosis diaria de leche.

Fiel a las costumbres de su gente, le pidió a Meliodas que insertara su polla erecta, en su apretado ano. Corrompida por el placer, le pedía que lo metiera más fuerte, a medida que el mago empujaba ferozmente su pene en sus entrañas.

La intensa estimulación hizo que el coño de Elizabeth comenzara a chorrear como una fuente, experimentando un intenso orgasmo. El mago también estaba a punto de acabar, así que lo metió en la boca de la chica y dejó salir todo el semen espeso de sus bolas.

20 años antes de la época actual, los chicos se divertían una noche en la cama. Meliodas se encontraba chupando el coño húmedo de Liz con gran dedicación, llevándola al orgasmo. La chica no se quedó atrás y quiso darle algo de estimulación también, por lo que sujetó su pene y comenzó a chuparlo como si su vida dependiera de ello. Su lengua, sus labios, su boca, sus tetas. La chica hizo todo lo posible por llevar a Meliodas al orgasmo, hasta que este se corrió finalmente sobre su cara y sus tetas, pintándola de color
blanco.

De vuelta al presente, Elizabeth continuaba chupando su pene. A pesar de no tener experiencia, el mago sentía que en cada encarnación ella lo hacía fenomenal. A continuación, le ofreció su coño chorreante de jugo, asegurando que ya no podía esperar más. Sin perder tiempo, se subió a su polla y comenzó a cabalgarla con esmero, estrujándola bien entre los pliegues de su vagina.

Continuó batiendo sus caderas hasta que no pudo contener la excitación. El mago también había tenido suficiente estimulación, por lo que ambos se corrieron al mismo tiempo. Como resultado, el coño de Elizabeth se llenó hasta desbordar de semen, mientras que él estaba cubierto de sus jugos del amor. Un regalo que Meliodas jamás iba a olvidar

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