Oh Daddy! – Who’s your Daddy?

Era sábado, las chicas se preparaban para el baile anual de padres e hijas. Julia estaba nerviosa porque su padre descubriera la ropa que estaba utilizando bajo su abrigo. Aunque, en el auto, Richard no le prestaba tanta atención, solo pensaba en cómo se cogería a Heather, la amiga rubia de su amiga de grandes senos.

Debido a que su padre no podía llevar a Heather, él se iba a hacer cargo, y los pensamientos morbosos no lo dejaban. Así que, después de dejar a su hija en el baile, fue en busca de Heather.

A solas, una amiga de Julia no hace más que elogiar su atuendo, tan diminuto que casi dejaba al descubierto sus senos y su intimidad. Ella sabía lo que la pelirroja planeaba, así que comienza a meter los dedos en su vagina como una forma de prepararla y recompensarla por ser una buena chica.

El semestre pasado ingresó el Coach Clubman como el nuevo guía de las porristas, y las mujeres estaban encantadas por lo masculino que era. Para impresionarlo hacían todo, incluso Julia llegó a hacer estiramientos sin sus bragas, exponiendo y abriendo toda su vagina, solo para llamar su atención. Pero nada funcionaba.

No fue sino hasta las finales estatales de fútbol cuando Clubman las notó. Las chicas armaron toda una presentación deportiva, usando bragas en lugar de pantaloncillos debajo de sus faldas. Esto provocó que toda la audiencia viera la intimidad de las chicas y sus grandes culos moviéndose sin pudor.

Por supuesto, eso provocó su descalificación, y que el Coach Clubman tuviera que encargarse de castigarlas. En los vestidores, Julia y dos amigas fueron forzadas a hacerle un oral a la polla oscura del coach, mientras él azotaba sus nalgas con sus grandes manos, hasta dejarlas rojas.

Después, hizo que ellas “castigaran” a Heather por incitarlas a esa “broma” de las bragas en las estatales. Así que Julia se puso a comerle la vagina estrecha de Heather, mientras las otras retenían sus piernas con fuerza. A partir de ese momento, cada una de las porristas empezó a disfrutar de la polla de su querido coach.

Finalmente, Richard llegó con Heather, seguía interesado en saber si eran verdad los rumores que se acostaba por los rumores. En cuanto ella lo vio, quedó claro que sí, cuando se lanzó a darle un beso de agradecimiento por ser su “papi” ese día.

Eso era lo que quería Heather siempre, coger con un hombre maduro, y gracias a como su coach le enseñó, siempre usar ropa coqueta y dar buenas mamadas era una carta ganadora.

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