Ruth Powder llega a su casa después de otro ajetreado día, enojada porque su marido no viene a la casa. Aunque inmediatamente empieza a desvestirse, quedando en sostén, mientras le avisaba a Laura que “su papá” venía. Esto no emociona a la chica, que dice que tiene que estudiar.

Cuando un hombre toca el timbre, Ruth sale con su bikini y sus tacones de plataforma, era su “papi”, Homero que llegó por ella. Al verla, el le dice que acabaría en sus tetas, alegrando a la mujer, quien lo besa para luego llamar a su hija para que salude a su “papá”.

Laura sale en sostén para dejar en claro que él no era su papá. Aunque Ruth reitera que Homero era el hombre de la casa. Una posición que, según Laura, se ganó nada más porque viene a diario a follarla. A el no le importan estos comentarios, y mientras frota su erección sobre el trasero de Ruth le pregunta a la otra chica si no había algo que quería.

Inmediatamente, la chica comenta que había un nuevo Myphone que le interesaba, y con este pensamiento en mente, se quita las bragas para empezar a cabalgar su polla. Mientras le dice que parece que su miembro había crecido, algo con lo que Ruth concordó cuando Homero comenzó a penetrarla hasta acabar dentro de ella.

La chica se acerca sugerente, declarando que también tiene interés en una laptop. Así que la pone en cuatro pata para follar su enorme culo. Su madre le dice que debería tener cuidado, pero Laura se burla diciendo que tarde o temprano se lo iba a entregar y, al menos ahora, podría conseguir algo a cambio.

No obstante, toda la confianza de Laura se desvanece en cuanto Homero empieza a penetrarla, la chica grita como loca mientras el hombre la coge con más fuerza. Para aliviarla, Homero sugiere a Ruth que le dé un “beso de madre” a su hija, así que se acerca, y mientras la penetra, ella empieza a saborear la vagina llena de semen de su hija.

Todo el cúmulo de placeres termina haciendo que ella tenga un potente orgasmo en la cara de su madre, al mismo tiempo que Homero se corre en su culo. Ambas llenas del orgasmo quedan exhaustas, pero Homero solo se viste y se despide, diciendo que tiene que atender a otra “madre”.