Frustración y molestia, eran las emociones que Uzumaki Naruto estaba experimentando durante su misión. Esto, según Shikamaru, era por tener que estar tan lejos de su querida Hinata, siendo recién casados. Sai, compadeciéndose de su amigo, le da a su compañero una foto de la ojiperla para que se pueda controlar hasta volver. Eso apena a Naruto, aunque esa misma noche, el rubio mira la foto mientras se masturbaba, pensando en su esposa y su cuerpo de fantasía.

Cuando llega a la aldea, la primera que lo recibe es Hinata, quien también acababa de volver de una misión, el se deja dominar por el éxtasis y apenas intercambiando palabras la lleva a su departamento, donde la desviste, casi rompiendo su ropa, para empezar a tocar sus pechos y su vagina con brusquedad.

Ella gime como desquiciada, pero apenas tiene tiempo de adaptarse cuando el saca su erecto pene para enterrarlo en su culo sin dilatar, profundo. Naruto no tiene piedad, la penetra con fuerza y rapidez llenando la habitación con los gemidos y quejidos de su esposa. Luego de unos minutos se corre en el culo de su mujer, se encuentra aliviado, pero su expresión cambia a una de horror al ver la cansada expresión de Hinata.

El se disculpa constantemente, arrepintiendo de haber obligado a Hinata a tener sexo. Ella le aclara que no se siente mal por eso, sino que únicamente había sido sorprendida, y que, de hecho, lo había disfrutado. Naruto aún tiene dudas al respecto, pero su esposa las esfuma con un dulce beso en los labios, acompañado de una declaración que esperaba siempre tuviera presente, y era que lo deseaba.

Fácilmente, Naruto vuelve a sonreír, prometiendo que esa noche no la dejaría dormir. Aunque antes de seguir, la Hyuuga pide que se bañen primero por venir de la misión. Su esposo está de acuerdo, aunque a la hora del baño, el Uzumaki le pide que se bañen juntos.

La propuesta la hace sonrojarse, pero acepta gustosa, ayudándolo a quitarse la camisa y el pantalón, encontrándose con su erecta polla frente a su cara. Ambos juguetean un momento, aunque vuelve la incomodidad cuando están en el lavado.

Naruto se ofrece a lavarla, empezando por enjabonar sus pechos, toqueteandose, apretandolos, y moviéndolos a todas partes. Hinata está maravillada por el masculino tacto de su esposo, aunque se da cuenta que solo estaba jugueteando con ella. Como un respaldo de esto, Naruto también comenzó a meter los dedos en su coño con la excusa de limpiarlo.

Unos segundos es todo lo que basta para que la mujer se termine corriendo en los dedos de su esposo. Entonces, ella se ofrece a limpiar su espalda, mientras conversan sobre sus misiones. El ambiente vuelve a ser inocente hasta que el deseo inunda a Hinata, empezando a masturbar a su esposo con la excusa de limpiarlo de frente.

Pero mientras hacía esto, el gran tamaño de sus tetas provocó que terminara frotando la espalda de Naruto con ellos. Ella se disculpa, pero Naruto le pide con seriedad que lo haga de nuevo, disfrutaba la suave sensación de las tetas de su esposa masajeandolos.