Dipper seguía en shock, procesando lo que acababa de pasar con Wendy, y como si fuera una prueba de su realidad, Pacífica le escribió para mandarle una foto de él y Wendy teniendo sexo. Ella sabía lo que hicieron e iba a filtrar la foto si no iba a su casa y seguir todas sus órdenes.

Así que, al día siguiente el joven Pines va a la Mansión Northwest donde se encuentra con la madre de Pacífica, quien con una cara bastante coqueta y una ropa que apenas cubría sus gigantes senos, le indica que pase a la habitación de Pacífica, que lo esperaba.

Cuando Dipper halla a Pacífica, queda en shock al verla con una diminuta lencería rosa que apenas la cubría. Dipper estaba avergonzado, lo que pone feliz a Pacífica, quién solo le pone a limpiar su casa como condición para darle la foto.

El tuvo que quitarse la camisa mientras ordenaba el garaje, todo por orden de Pacífica. Era incapaz de cumplir bien el trabajo, porque la rubia usó su látigo para golpear su trasero, molestándolo. Al pedirle explicación, Pacífica, le respondió que él era su esclavo y podría hacer con él lo que quisiera.

Para demostrarlo, decidió bajarle el pantalón, y con su lengua empezar a lamer su inmensa polla, metiéndola toda en la boca, y dejándola cubierta con su dulce saliva. El estaba por correrse, así que decidió parar y obligarlo a seguir con las tareas domésticas, totalmente desnudo, solo para molestarlo.

Dipper no estaba nada feliz, teniendo que limpiar el inodoro mientras ella se toqueteaba y posaba para él. El chico Pines intentó controlarse para que no volviera a torturarlo, pero fue inevitable tener otra dura erección.

En cuanto la rubia la notó, hizo sentar a Dipper para frotar sus duras nalgas contra su erección, bailándole sensualmente y hasta usando sus pies para pajearlo. Todo para cortarse a sí misma, justo cuando estaba por correrse.

Está vez ella parecía bastante molesta por haber parado también, aunque Dipper ya no iba a permitir que se seguiría aprovechando de eso. Por lo cual, el chico sacó su diario y en este encontró la solución a su “problemita” con Pacífica.

La chica estaba en su cuarto, jugueteando con su vagina, quería que Dipper organizará su habitación mientras veía como se tocaba para torturarlo. Pero esta vez Dipper no le haría caso, sino que le ordenaría a ella que se pusiera de rodillas y gateara hasta su erección para hacerle una mamada profundo.

Pacífica está en shock, no comprendía por qué le hacía caso, pero mientras sentía como su semen salía disparado contra su garganta, comprendía que era irrelevante. Le encantaba ser la perra de Dipper, e iba a rogarle para que no parará.

Dipper entendió esto, así que le ordenó que se pusiera en rodillas en su cama. Pacífica estaba emocionada, aunque lejos de sentir la penetración de su amante, sintió como éste empezaba a azotar con fuerza sus nalgas hasta dejarlas rojas.

Fue en ese momento que Dipper decidió enterrar de una su polla enorme en su vagina, mientras apretaba sus senos. El sexo era rudo y agresivo, le encantaba a Pacífica, por lo que le permitió a Dipper que tomará la virginidad de su culo.