En el baño más alejado y solitario del instituto, la nueva profesora Jessy, inocente y blanca como la nieve, estaba con el profesor de Física, C. Rocco, grande, de piel oscura y muy dotado. La inocente mujer no aguanta mucho y empieza a darle una mamada a Rocco, saboreándola, mientras empujaba su cabeza.

Esa no era la primera vez que estaban juntos, o que Rocco le follaba la boca, pero siempre lograba que Jessy se mojara igual. Con su polla dura, Rocco empieza a frotarla sobre las nalgas de Jessy, sin llegar a penetrarla, preparándola.

Es en el preciso momento que sienten llegar a un estudiante al baño que Rocco empieza a follar a Jessy, obligándola a contener un gran gemido. La adrenalina de ser descubiertos les gustaba, por lo que el hombre no tenía problema en follar su gran culo, haciéndolo sonar ante cada estocada.

Las horas pasaron, y el profesor Rocco seguía con Jessy, montándola sobre él para llenar su coño con su semén, tomándola de las piernas para destrozar su culo. El hombre no tenía piedad con su cuerpo, llenándo su interior con su semén, marcándola como su propiedad.

Cuando el hombre terminó con ella finalmente, la dejó chorreando su esperma. Al oído le dice a Jessy que de ahora en adelante quería que fuera más frecuente a la escuela para divertirse, lo que ella acepta.

Al regresar a casa con su esposo, Jessy deja que su gordo marido folle su coño, apriete sus senos y la bese, mientras le cuenta cómo se cogió al director y a Rocco, como destrozaron su cuerpo, y como quería que fuera a la escuela para que la cojan más seguido.

Su marido estaba resentido, obviamente, y castiga a Jessy follándola con más fuerza, haciéndole prometer que cumplirá su palabra e iría más seguido a la escuela.