Sydney acaba de salir del baño, y se siente un poco sola y aburrida después de su habitual ducha caliente. Por eso llama a su tío Bob para que le haga algo de compañía y la saque del aburrimiento. Él sube a su habitación y le dice que está seguro que podrán solucionar su problema. Cuando entra y la encuentra con una pequeña toalla rodeando su cuerpo inmediatamente su cuerpo reacciona con una gran erección. Ella le pregunta si pueden jugar al divertido juego que él le ha enseñado, y él le dice que quizá puedan hacerlo mientras la sigue observando lascivamente.

Cuando Sydney le pide que se acerque aún más a ella y él se sienta a un lado de ella en la cama, no puede evitar sentirse embriagado por su dulce aroma. Ella se levanta para después sentarse sobre él y sentir su dura erección a la vez que le dice que parece que alguien la ha extrañado de más. El tío Bob no puede creer lo caliente que es su sobrina, y se muere por darle un regalo que la saque del aburrimiento. Ella le pide que se acueste mientras ella abre su regalo y él le dice que mientras lo abre se ponga en posición para también abrir el suyo.

Se posicionan en 69 para comerse mutuamente, y Bob se entusiasma al ver que Sydney ya está completamente empapada y lista para ser saboreada. Ella come su polla con mucha habilidad, enloqueciendolo por lo buena que es comiéndosela. Mientras tanto goza de lo delicioso que es el jugo de su coño, no puede dejar de pensar en que es una muñequita que tiene a su completa disposición.

Sydney continúa chupando la polla de su tío hasta que logra que él se corra en su boca. Ella se siente muy orgullosa de haberlo llevado hasta ese punto, así que con una sonrisa anuncia que lo ha vuelto a dejar seco. Él le dice que se muere por enterrar su polla pronto, y ella le recuerda muy entusiasmada que como su madre y la tía Janice se han ido por un buen rato, finalmente podrán hacer mucho ruido. El tío Bob le pregunta si quiere follar fuerte, a lo ella le pide que se lo haga muy fuerte.

Él le dice que es una buena chica y se posiciona para poder penetrarla mejor. Ella se pone en cuatro y le pide que la castigue; sintiendo que él la romperá por la mitad de lo duro que la follará. Cuándo él introduce su polla y siente su coño apretado, no puede evitar pensar en lo perfecta que es su sobrina. Bob se siente posesivo sobre ella, y el hecho de pensar que es su muñequita y de nadie más lo pone aún más cachondo. Por eso quiere satisfacerla con ningún otro y volverla tan adicta a su polla como él se siente adicto a ella.

Bob comienza a llegar a lo más profundo de su coño y ella le pide que no pare de metérsela así. Él no tiene pensado parar aún, así que continúa penetrandola profundamente hasta que por fin se corre adentro. Cuando saca su polla, todo el semen se derrama y deja un charco sobre la toalla. Ambos están decididos a jugar más en otra ocasión.